El himno de Andalucía y el calentamiento de Mariano
A los conservadores españoles le interesan fundamentalmente asuntos cruciales, como qué es lo que puede cantar la selección de fútbol en los partidos internacionales. Por mí, mientras intenten ganar, que canten el Aserejé si es lo que más les mola: «Cuando el español canta, algo malo se levanta», avisaban los refranes antiguos a propósito de un país tan acostumbrado a los cantables como a las guerras civiles. Pero está visto que el PP quiere para sí las competencias exclusivas de la Corona, de las banderas y de los himnos. Javier Arenas acaba de proponer que el Himno Oficial de Andalucía sea la versión que interpretaba Rocío Jurado en la película La Lola se va a los puertos, de Josefina Molina. Buena versión, por cierto, sin desmerecer a la de Chano Lobato, José Mercé o El Capullo de Jerez con la guitarra de Paco de Lucía, por mentar tan sólo a otros gaditanos. Pero como los jugadores de la selección andaluza de fútbol tengan que alcanzar el tono de La Más Grande, van a desfondarse antes del segundo tiempo por mucho que jueguen con La Salle-Viña o con La Mirandilla.
Actualizado:Harto de que ZP le gane en número de titulares por nimiedades, el líder del PP, Mariano Rajoy, no sólo le imputa la grave irregularidad de sonreír en las fotos de la campaña del PSOE sino que para fastidiarle la instantánea con el nuevo Nobel Al Gore, Rajoy -con el respaldo de Esperanza Aguirre- se descuelga con que no cree demasiado en el cambio climático, con la misma solvencia que si tuviera un par de másters en cabañuelas.
O quizá piense que es algo que se han sacado de la manga Al Gore y Bernat Soria para fastidiar a José María Aznar y a su amigo George Bush que sólo cree en el cambio de gobiernos a punta de bayoneta.
«Tranquilo, Mariano; tranquilo, Ja-vier», les habrán dicho desde el think-tank del Ayuntamiento de Cádiz, no más saberse que si las aguas se engorilan, se tragarán el parque de Doñana, medio Cádiz y San Fernando volverá a ser La Isla, por derecho propio, como en tiempos de los romanos. Incluso Valdelagrana podría ser legítimamente la principal playa de Jerez de la Frontera. La misma fábrica de dólares que nos ha mangado a Delphi convertirá a esta Bahía en un aguapark: a fin de cuentas, Washington lleva tanto tiempo negándose a aceptar el protocolo de Kyoto que, a estas alturas de la película, maldita falta que hace que lo acepte, porque a ver quien le dice a los chinos que no tienen derecho a centrales térmicas ni a utilitarios.
Pero el Ayuntamiento de la capital gaditana, siempre a la vanguardia de los neocoms españoles, tiene respuesta para estas dos cuestiones: respecto al himno andaluz, mejor que la versión elegida sea la de Los Yesterday. Y si el calentamiento global no sólo derrite los polos sino también los helados de La Ibense, siempre nos quedará el cura de La Palma. Aquel que salió hace 250 años con un sacristán y logró detener las aguas del tsunami al grito de «Detente, Satanás». Claro que mucho me temo que con la falta de fe que nos aflige, ni ese santo párroco sería capaz de parar hoy el naufragio del Cádiz y el himno del centenario terminarán escribiéndolo Kiko&Shara.