MILENIO

Heridas profundas

Semanas atrás el ex alcalde de Jerez de la Frontera, Pedro Pacheco, reingresó en la entidad financiera jerezana en la que trabajaba como letrado cuando hace veintinueve fue elegido alcalde de su ciudad en las primeras elecciones municipales tras la guerra civil de 1936. Cuando todo parecía, pues, que el notable ex alcalde se instalaba definitivamente en la vida civil, las negociaciones (de supervivencia) entre PA y PSA, el partido de Pacheco, con el complicado objetivo de lograr la condición de partido bisagra tras las elecciones autonómicas del próximo marzo, brinda al ex regidor municipal la posibilidad de mediar e influir otra vez en la vida política andaluza.

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Pacheco no formará parte, sin embargo, del grupo andalucista negociador, como tampoco Julián Álvarez, líder del PA, y serán otros militantes de ambas organizaciones, más o menos superpuestos, las que formalmente intenten llegar a acuerdos puntuales en las conversaciones. Lo que, de alguna forma, podría entenderse como un encuentro de las sombras alargadas de Rojas Marcos Y Pacheco, si se aceptan como ciertas las hipótesis sobre la dependencia de Julián Álvarez del histórico Alejandro Rojas Marcos y la evidente influencia de Pacheco en la dirección del PSA.

Una historia de ex alcaldes, en definitiva, pues las tres criaturas que nos ocupan lo fueron de sus respectivas ciudades. Y las conversaciones se desarrollarán en la provincia de Cádiz, naturalmente. El último reducto del andalucismo moderno, lo que quizá nunca llegó a sospechar Blas Infante. ¿Y por qué en Cádiz esa irreductibilidad y no en Granada, Sevilla, Málaga o Córdoba? Si en política todo fuera explicable, lógico y diáfano, dejaría de ser una ciencia que a veces roza la picaresca para convertirse en una actividad propia de estómagos agradecidos y conciencias de ida y vuelta.

No parece, en cualquier caso, que los hermanos, primos o cuñados del andalucismo lleguen a un acuerdo operativo con tiempo suficiente para competir en la campaña electoral. Las heridas cainitas de lo que hoy seguimos llamando andalucismo son profundas y ni siquiera la infinita simpleza de algunos líderes conservadores de hoy que vagan sin rumbo podrían cerrar un acuerdo de mínimos.