ESPAÑA

Un centenar de pasajeros de un tren se amotina por la actitud racista del revisor

Más de un centenar de pasajeros de un tren que cubría el trayecto Gerona-Figueres se amotinaron ayer por la actitud racista del revisor del convoy, que sólo pidió el billete a un pasajero negro en un vagón donde viajaban más de veinte personas. Ante los hechos, los viajeros empezaron a silbar y a apoyar al pasajero, Iván Ramos, pediatra de un Centro de Atención Primaria (CAP) de Figueres, que se negó a entregar el billete al revisor como protesta por el retraso de más de veinte minutos que llevaban.

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Un testigo presencial aseguró que «el revisor ha ido directamente hacia él a pedirle el billete» y lo amenazó con parar el tren si no se lo entregaba. Ante la negativa del pasajero, el revisor paró el tren siete minutos en la estación de Flaçà y otros treinta en la de Camallera, esperando la llegada de los Mossos d'Esquadra, aunque finalmente aparecieron en la de Figueres.

Los agentes comprobaron que Iván Ramos llevaba el billete validado y le dejaron ir sin mayores consecuencias. El pediatra y el resto de los pasajeros llegaron a sus destinos con unos cincuenta minutos de retraso, añadidos a los que ya llevaba acumulados el convoy.

Trato grosero

Iván Ramos, que reside en Gerona y desde hace tres meses cada mañana se traslada a la capital del Alt Empordà para ir al trabajo, dijo que el revisor, sin disculparse por la demora que llevaba el tren, le pidió el billete con una actitud «agresiva y grosera».

Ramos explicó que «no es la primera vez» que los revisores tienen un trato distinto con los extranjeros que viajan en tren. Según su versión de los hechos, algunos de los pasajeros del vagón mostraron su disconformidad con la situación pidiendo al revisor que también les reclamara el billete a ellos y quejándose «indignados» de llegar todavía con más retraso.

El portavoz de Renfe, Antonio Carmona, explicó que el pasajero «no quiso enseñar el billete» al revisor y, como indica «el protocolo» de actuación, para no «perjudicar» a los clientes, el revisor «solicitó» la presencia de la fuerza pública. La compañía dijo desconocer si el pasajero era negro o no.

Del mismo modo, Renfe no tienen constancia de que el tren llegara con retraso y, en su opinión, en la estación de Camallera estuvo parado unos 15 minutos.