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«Cada arruga que te quitas te hace más insegura, es una experiencia menos»

«Yo soy la hija de una mujer que se fue al campo de concentración con una sonrisa»

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Posee un físico muy mediterráneo. Su madre fue una valiente judía que sobrevivió al Holocausto. Su primer marido era el príncipe Egon. Pero Diane Von Furstenberg es sobre todo una mujer de rompe y rasga. La prestigiosa diseñadora neoyorquina, que es fan de Almodóvar, acaba de abrir su primera tienda en Madrid en pleno barrio de Salamanca. «Las mujeres españolas son muy fuertes y activas. Encajaremos bien», afirma.

-Escribió su autobiografía hace casi diez años... ¿Volvería a escribir otra?

-Podría, porque han pasado tantas cosas... Se murió mi mamá, se murió mi ex marido, Egon. Es que no hay presente. En el momento en que escribes ya es pasado.

-¿Piensa mucho en el pasado?

-Pienso mucho en el futuro, pero también soy de quedarme con todo. Escribo un diario, tengo siempre máquina fotográfica... Me gusta documentar el pasado.

-¿Para no repetir errores?

-No sé, pero tengo un álbum de fotos que recoge toda mi vida. Tengo todas las cartas. Cartas de mi madre a mi padre, del amante de mi madre a mi madre...

-¿Del amante de su madre? ¿Ha crecido en una familia muy liberal?

-No. Pero es que mi madre dejó a mi padre... Bueno, fue por un malentendido. Ahora los dos están muertos y juntos. Por suerte, en vida llegaron a reconciliarse, no como marido y mujer, pero sí como amigos.

-Es usted judía por parte de madre...

-Y de padre.

-Las madres judías tienen fama de ser muy fuertes y absorbentes.

-Mi madre fue una mujer fuerte. Y mucho. Ahora me doy cuenta de ello. Y creo que me lo transmitió. No tuve una educación religiosa, pero el hecho de que mi madre sobreviviera a un campo de concentración nazi ha marcado mi vida. Ella siempre dijo que si no murió fue para que yo pudiera nacer. Decía que no podía morir porque tenía que verme. Es muy fuerte y trascendente todo esto.

-Una mujer muy especial.

-Hace poco murió la hermana mayor de mi madre y su hijo encontró fotos y documentos importantes, entre ellos, una carta o, mejor, un trozo de papel escrito por ella. Lo escribió cuando fue arrestada y se lo entregó a unas personas por la calle para que se lo hicieran llegar a sus padres. Ahí les pedía que no se preocuparan, que estaba segura de que todo iba a salir bien. Y que pensaba volver, porque estaba decidida a casarse. Y añadía: «No sé dónde me llevan, pero me voy sonriendo». Cuando yo leí eso, sufrí un shock. En ese momento me encontraba en las Bahamas, donde mi madre posee una casa. Según lo leí, me fui hacia el mar y tuve una especie de revelación. Pensé: «Ahora lo entiendo todo sobre mí. Yo soy la hija de alguien que se fue a un campo de concentración con una sonrisa».

-Tal vez por eso ha sido usted siempre tan independiente. Pudo ser princesa, pero no quiso...

-Para mí siempre fue fundamental convertirme en la mujer que yo quería llegar a ser. Puedes tener hijos, maridos, etc. Pero por encima de todo debía realizarme a mí misma. Yo lo conseguí, incluso con mayor éxito del esperado. Y lo importante es que pude compartirlo con otras mujeres, porque mi trabajo ha sido hacer vestidos para dar confianza a otras mujeres. Eso me parece algo coherente. Y para mí el verdadero éxito en la vida es haber sido coherente y lograr un equilibro entre la vida profesional y la familiar.

-Siempre hay que sacrificar algo.

-Yo nunca sacrifiqué nada. Pero, claro, eso implica un trabajo y una organización enormes. Soy muy trabajadora, muy Capricornio. Nací el 31 de diciembre. Me habría gustado nacer un día después, porque entonces sería un año más joven.

-¿Ve a la mujer demasiado obsesionada con el paso del tiempo?

-Es terrible. Yo sé que muchas mujeres me miran y piensan: «¿Pero, por qué no se hace nada en la cara?» Yo no juzgo a las que se operan. Sin embargo, en el fondo creo que cada vez que te arreglas algo te conviertes en un ser un poquito más inseguro. Cada arruga es un día, una experiencia de tu vida. Puede que al final ceda a la presión y me haga algún arreglillo, pero hay algo que me gusta en la actitud de no hacerlo, porque no quiero quitar nada de mi vida; ningún recuerdo.

-¿Qué representa para usted llevar el apellido Von Furstenberg?

-Mi libro de memorias está dedicado a mi ex marido, Egon. Y ahí le agradezco que él me haya dado todo: los niños y el nombre.

-Su matrimonio no duró mucho.

-No. Pero fue un gran amor que duró toda la vida. Egon se murió hace tres años y mis hijos y yo estábamos con él. Hace unos seis años volví a casarme. Y antes de hacerlo le pedí permiso a Egon. Él me dijo que sí, pero que debía seguir llevando su apellido.

-¿Por qué tardó en volver a casarse?

-Porque estaba muy bien separada. Me casé muy joven y más vieja. Y el periodo intermedio estuve soltera.

-¿En qué se inspiran sus diseños?

-Yo diseño como hago la maleta. Y la hago cada cinco días. Por eso pienso en ropa práctica y capaz de ser llevada de día y de noche.

-¿Se ha enfrentado en su vida a una situación difícil con una sonrisa, como su madre?

-Tuve un cáncer hace trece años. Ahí me salió ese espíritu de mi madre. Pero también tuve mucha suerte y pude curarme.

-¿Es una abuela entregada?

-Soy una abuela-mamá. Tengo un hijo, una hija y tres nietos. Pero suelo decir que en lugar de dos hijos tengo cinco.