Sociedad anestesiada
Una vez más los telediarios ofrecen imágenes que si antes nos impactaban por inusuales, ahora, cuando por desgracia se convierten en habituales, nos desconciertan porque no llegamos a comprender que la sociedad no reaccione frente a determinados comportamientos humanos que incomprensiblemente se les escapa de las manos. Me refiero a una información relacionada con ciertas acciones que se repiten más de la cuenta en los centros escolares: unos niños de corta edad-ocho o nueve años- acosan y maltratan a un compañero de clase sin que aparentemente exista motivo alguno, parece que lo hacen por simple diversión. La escena es grabada por uno de ellos con su teléfono móvil y con posterioridad es colgada en Internet. Días más tardes, en un pueblo de Andalucía, unos adolescentes incendian la casa de un mendigo que muere a consecuencia de las quemaduras. En esta ocasión, igual que en otras anteriores, se sospecha que los jóvenes tenían la intención de grabar el trágico suceso y exhibirlo en la Red. Sin pretender analizar en profundidad la etiología de esas conductas aberrantes, cada vez más frecuentes, como lo haría un sociólogo o un psicólogo, se podrían apuntar algunos datos que facilitarían un conocimiento más o menos acertado del fenómeno:
Actualizado: GuardarLa intención de colocar en Internet el producto de sus «proezas» refleja una innegable manifestación de sadismo impropia del adolescente que desenvuelve su existencia en un buen clima familiar y recibe una educación adecuada. Sin embargo, y en algunas ocasiones, son jóvenes de la burguesía, a los que se presume una buena educación, los autores de estas salvajadas.
Es significativa la ausencia de valores morales entre muchos jóvenes y adolescentes. El respeto al prójimo, la solidaridad, el civismo, el esfuerzo personal para satisfacer incluso los propios caprichos, etc. son valores que apenas se inculcan a la juventud por la sociedad o por las familias. Parafraseando a Hamlet se podría decir que algo podrido huele en nuestra sociedad. La globalización, en términos generales, es positiva pero también tiene sus efectos perversos. Esas gamberradas, por llamarlas de alguna manera, antes impensables, tienen lugar en las grandes ciudades donde son más numerosas las familias desestructuradas pero también se originan en los pequeños núcleos urbanos. La Sociología nos dice que la adaptación del pensamiento al progreso material es compleja. Mientras que las nuevas tecnologías crecen exponencialmente, el proceso cultural que le acompaña se desarrolla con más lentitud. Esa situación genera desajustes que la sociedad es incapaz o no sabe dominar y se manifiesta de diversas maneras. Las nuevas tecnología deben están al servicio de la humanidad pero a veces hay quien las aplica torticeramente con fines inconfesables.
Como se sabe, una buena y responsable educación en el seno de la familia y en el colegio es el mejor antídoto para prevenir conductas antisociales. La sociedad que parece agarrotada por una desidia letal no puede permanecer impasible ante la gravedad de conductas y acciones que deterioran las relaciones entre los ciudadanos.