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DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

El cuento de nunca acabar

En la Feria de Jerez hay una conocida caseta que se llama El Reencuentro. En tiempos bromeaba con la entonces mano derecha de Pacheco, la excepcional Rosa Bautista, y la animaba a que adoptara ese espacio como propiedad de los andalucistas o que cogiera aquel cartel y lo colgara en la puerta de la caseta de su partido. Acababa de desaparecer aquel invento llamado PAP, ¿recuerdan? El Partido Andaluz de Progreso, el que se sacó de la manga Pacheco para abandonar al PA y a su enemigo más íntimo, Alejandro Rojas Marcos. Los rencores habían quedado sepultados bajo el peso de la hipocresía y de los intereses particulares y Pacheco, después de su primera espantá, volvía a las filas del Partido Andalucista.

JAVIER BENÍTEZ
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Nuevamente había una única formación nacionalista andaluza, nuevamente todos los andalucistas levantaban la misma bandera. Y nuevamente se fue todo a paseo. Después de una convulsa campaña electoral para las elecciones autonómicas, el entonces poderoso alcalde jerezano convocó a los medios de comunicación en el hotel Sherry Park, valoró los resultados y anunció a bombo y platillo que se iba de nuevo del PA. Esta vez para no volver jamás. De aquella nueva escisión nació el PSA y la legión de seguidores que tenía Pacheco en Jerez tuvieron que cambiar de nuevo de carné político. Primero fue el PA, después el PAP, más tarde regresaron a su nunca olvidado PA, y ahora les tocaba el turno de sacarse el del PSA.

Pero en esto del andalucismo la historia, además de patética, es cíclica. Ayer se me pusieron los ojos como platos cuando leí la escueta nota de prensa enviada por el partido de Pacheco. «El PSA autoriza de forma oficial iniciar contactos con el PA». Es decir, que, ahora que el proyecto está firmando su certificado de defunción, se nos ocurre que la mejor forma de salvar la vida en el último instante es volver a la casa madre, a las siglas del PA. Increíble. El argumento dado por Manuel Cobacho, el secretario de organización del PSA, es demoledor: «El objetivo es consolidar un nuevo proyecto con el objetivo de aglutinar alrededor del mismo una alternativa en Andalucía diferente a los dos grandes partidos». También es complicado sumar tantos tópicos y lugares comunes en tan breve tiempo de oratoria.

¿Otra vez? ¿Hasta cuando van a estar estos señores manoseando el cada vez menor espacio político del nacionalismo andaluz? Me gustaría saber qué piensa de todo esto el bueno de Emilio Quintana, último candidato del PA en Jerez después de que en la anterior convocatoria fuese en las filas pachequistas. Me gustaría conocer qué opinan los miembros del PA que denunciaron haber sido agredidos durante la pasada Feria por personal de la GMD afín al PSA. O qué dirá Alfonso Andrade, dirigente del PA cuyas fobias contra el inmatable son conocidas por todos.

Se podría pensar que esta lamentable propuesta de reunificación del andalucismo podría tener una mínima posibilidad de éxito porque, por lo menos, ya no están los que lo enterraron bajo dos metros de tierra. No está Alejandro ni Antonio Ortega ¿ni Pedro? Que yo recuerde el ex alcalde dimitió como concejal del Ayuntamiento de Jerez, pero no como máximo responsable del PSA. ¿Es éste un nuevo intento de regresar a la escena andaluza? Particularmente, no me lo puedo creer. Lo considero más inteligente que eso.

Además, no están los de antes, pero quedan sus herencias y algunos de sus herederos. Esos que en este nuevo intento lo único que se van a llevar es una entrada para ver en primera fila el batacazo definitivo del nacionalismo andaluz; esto ya no tiene arreglo. Y todos conocemos a los culpables.