APRENDIZAJE. Sarah se asoma a las ventanas del patio interior de la Facultad de Filosofía y Letras, donde estudia Historia.
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Sarah de Windsor, 'erasmus' en la provincia

Sarah Charig, estudiante británica de Historia, llegó hace cinco semanas a la Universidad

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Lo que menos me gusta de Cádiz es que el camión de la basura pasa de madrugada y me despierta». Esta frase, tan escuchada por todos en la ciudad, bastaría para darle un certificado de gaditana a Sarah Charig, estudiante británica que aterrizó hace cinco semanas en la Universidad de Cádiz para estudiar Historia. «Historia Universal es mi materia preferida», incide esta joven de 21 años que ha dejado la Universidad de Leeds y se ha acomodado en la calle Sagasta.

El caso de Sarah es similar al de los 424 estudiantes erasmus que han acudido este primer semestre a la Universidad de Cádiz. Se interesó por el español porque «me parece un idioma muy útil para trabajar y porque me gusta cómo suena... la musicalidad». Sarah aprende muy rápido el castellano y, en su acento, se atisban ya los primeros signos de gaditano. «Leeds sólo tenía convenio de Erasmus con Cádiz, pero estoy muy contenta con la ciudad, me encantan sus calles estrechas; la parte moderna no me gusta tanto porque, claro, ahí todas las ciudades son iguales», detalla Sarah.

Lo primero que tuvo que hacer Sarah al llegar a Cádiz fue buscar piso, algo que realizó con la ayuda de la Oficina de Alojamiento de la propia Universidad. «Allí me dieron el teléfono de Guillermo, con quien me puse de acuerdo. En mi bloque, que tiene tres plantas, vivimos 22 estudiantes, y sólo cuatro son españoles -relata-; compartir un piso con españoles es difícil, porque ellos quieren vivir con españoles».

Algo parecido pasa en la clase. «Los españoles en clase suelen juntarse entre ellos, aunque luego en los bares todos estamos juntos y somos amigos».

En clase, incide en que la mayoría de los profesores «son muy simpáticos y suelen ayudar a los erasmus, aunque también es verdad que somos muchos». Eso sí, lamenta que muchas veces «hablan muy rápido y no les entiendo bien». Del mismo modo, pone el acento en que los gaditanos «tienen mucha paciencia con nosotros y hacen un esfuerzo por entendernos». Dentro de la vida académica, le sorprende, y le agrada, que si «tienes una clase de 9 a 11, por ejemplo, nunca se dan dos horas completas». Respecto a las fiestas de los estudiantes, cree que es exagerada la imagen que muchas veces se da de este colectivo. «Todos los miércoles tenemos fiesta, pero también tenemos que estudiar».

Pero estando en Cádiz, no desaprovecha las oportunidades que tiene para salir o ir a la playa. «Mis amigos en Inglaterra están celosos, porque aquí casi siempre hace sol, mientras que allí -vive cerca de Windsor-siempre está nublado».

aglatorre@lavozdigital.es