«No aconsejo a nadie emigrar a España»

Zakia Loune es una mujer afortunada. Al menos en comparación a otros miles de inmigrantes que llegan cada año a la provincia gaditana en busca de una vida mucho mejor y que al final encuentran las mismas desgracias en un país diferente.

Zakia es marroquí y cuando rondaba la treintena, ahora tiene 42 años, decidió que tenía que salir de su país, lanzarse a la aventura de encontrar un vida digna alejada de su familia y amigos. «Allí no había trabajo. Conocí a un chico español de San Fernando y decidimos casarnos para que pudiera vivir en España con la tarjeta comunitaria y si la cosa iba bien pues seguiríamos juntos y si iba mal pues nos separábamos».

Al final se separaron, el acuerdo duró poco más de un año. Esa época fue la más dura para Zakia. «Vivía con mi hermana y su marido, pero él era muy machista. Dicen que los hombres marroquíes son muy machistas, pero hay españoles mucho peores. Luego, conocí a un chico al que daba clases de árabe, nos enamoramos y nos casamos. Yo prefería conseguir la tarjeta de residencia gracias a un trabajo, pero como era muy difícil, adelantamos la fecha de la boda».

Casi una década más tarde, Zakia y su ex alumno de árabe son matrimonio, tienen dos hijos mellizos que van camino de cumplir los seis años y ella trabaja en la Oficina de Atención al Inmigrante de Chiclana. Todo le va bien. Ha cumplido su sueño, que también es el de muchos, y aún así no recomienda que sigan sus pasos. «Los inmigrantes a los que les va bien ganan en el plano económico, pero todos perdemos demasiado en el plano afectivo. Cuando vuelvo a Marruecos no aconsejo a nadie que emigre a España. A mí me ha ido bien, pero ha sido muy duro. La gente desconfía de ti y hay que luchar y trabajar mucho para ganarse la confianza de la gente», explica Zaiki.