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¿Quién limpia el portal?

Vejaciones, imágenes robadas y bromas humillantes colgadas en Youtube recuerdan lo difícil que es evitar los excesos en el 'far west' en que se ha convertido parte de internet

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Cuando Andy Warhol predijo que en el futuro todo el mundo tendría 15 minutos de fama, no dijo nada sobre aquéllos a los que salir del anonimato no les interesa en absoluto. Mientras algunas personas están dispuestas a lo que sea por aparecer en la televisión, otras se han encontrado convertidas en involuntarios protagonistas de vídeos caseros, no siempre de buen gusto, que alcanzan rápida repercusión gracias a los nuevos medios de comunicación digital.

La semana pasada se reabría la polémica sobre los contenidos que pueden encontrarse en internet y lo difícil que es defenderse de ellos. José Martín Roldán, un pensionista madrileño de 70 años, consiguió, al cabo de tres meses que el famoso portal dedicado a publicar piezas caseras, Youtube, retirara un vídeo en el que se humilla a su hijo deficiente. El responsable podría recibir una multa de hasta 600.000 euros. Además, en el mismo portal de internet han aparecido algunos documentos de solidaridad con el discapacitado psíquico de 46 años al que vistieron de indio sioux con el único fin de reírse de él.

Fuentes jurídicas no dudan de que el problema del control de los contenidos digitales es más práctico que legislativo. «Lo que es ilegal en la vida real también lo es en internet», recuerdan. «Si las imágenes vejatorias hubieran aparecido en una revista, ningún juez habría dudado en secuestrarla y en actuar contra la publicación, pero en la web entra otro factor, que es la territorialidad. La Justicia española puede perseguir los delitos cometidos por servidores que están en el territorio nacional; para el resto es necesaria la colaboración del país en el que se encuentra. Y eso no siempre es fácil».

En 2001, los países miembros del Consejo de Europa firmaron en Budapest un convenio contra la ciberdelincuencia que ayudaría a acercar posturas en la lucha contra los delitos en el mundo digital. Pero sigue sin ratificarse, por lo que no ha entrado en vigor.

La teoría del error es compartida por el consultor experto en nuevas tecnologías y redes sociales José Antonio del Moral. «Es un fallo terrible de Google no haber retirado el vídeo desde el principio». Sin embargo, comprende que estas cosas sucedan. «El fenómeno de Youtube se ha disparado a una velocidad tal que Google no ha podido adaptarse. No tiene la flexibilidad ni el personal necesario para controlar todo lo que se cuelga. Además, están muy centrados en el mercado estadounidense y en Europa tan sólo abren oficinas comerciales que se dedican a vender. En unos años se solucionará esta carencia», asegura.

Usos positivos

Es el precio a pagar por conquistar nuevos espacios que permiten no pocos usos positivos. «Gracias a Youtube, un solicitante de trabajo puede presentar su currículo en vídeo; es algo novedosos y diferente. Quien vende un piso puede enseñarlo y los amigos que no se ven a menudo, compartir la grabación o las fotos de su último encuentro, por muy lejos que estén», dice Del Moral.

Los expertos coinciden en que, en el fondo, son los medios de comunicación generalistas los que dan la publicidad necesaria a estos sucesos para que tengan repercusión. En los tres meses de batalla de los Roldán, apenas un centenar de personas reparó en la existencia del vídeo. Con su aparición en los diarios, el número de visualizaciones ha ascendido a 7.000. La constancia de José Martín Roldán en la defensa de su hijo y el derecho al honor de cualquier ciudadano ha conseguido la retirada del vídeo, y también abrir un debate sobre los mecanismos de control de un escaparate digital que, al parecer, nadie se encarga de limpiar. Como efecto colateral, Youtube también ha retirado las imágenes del inmigrante rumano que se quemó a lo bonzo a principios de septiembre ante la subdelegación del Gobierno en Castellón, y que estaban colgadas con la canción de Georgie Dann La barbacoa.

En su página web, Youtube pide expresamente a los miembros de esta comunidad digital que «no abusen del sitio», ya que el uso de sus herramientas implica «un cierto nivel de confianza». No se admitirán «contenidos pornográficos ni de sexo explícito», el consumo de drogas o la fabricación de bombas. Tampoco los vídeos que «fomenten el odio o contengan calumnias», así como las «amenazas, el hostigamiento, el acoso, ni la revelación de información personal».

No obstante, el portal sólo sería perseguible jurídicamente si conociera que se han publicado estos contenidos y no hiciera nada por retirarlos. Los involuntarios protagonistas que consiguen sus 15 minutos de fama poco pueden hacer para defenderse. Especialmente porque a menudo no saben que los vídeos existen, hasta que aparecen en los telediarios.