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La UE da un escaño parlamentario más a Italia para aprobar el Tratado

La cumbre de Lisboa arrancó ayer con el reto de salvar los últimos obstáculos para sacar adelante el texto básico

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Pasadas las 6 de la tarde, dio comienzo ayer en la capital portuguesa la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la que todos los responsables comunitarios han depositado sus esperanzas para dar por concluido, y cerrado, el debate sobre la reforma institucional de la Unión.

A la espera de las decisiones, que se demoraban al cierre de esta edición, el clima era positivo. Romano Prodi, que llegó a Lisboa con la firme determinación de salvaguardar la paridad en número de escaños de la Eurocámara que tradicionalmente ha mantenido Italia con Francia y Reino Unido, y que el reparto propuesto por el Parlamento quiebra por primera vez en la historia, parecía dispuesto a facilitar las cosas, según aseguraba, mediada la tarde, el ministro luxemburgués de Asuntos Exteriores, Jean Asselborn.

El reparto de los 750 escaños que, por dictado de la reforma institucional, la Eurocámara deberá tener de 2009 en adelante, asigna a Italia, 72 puestos; 73, a Reino Unido, y 74, a Francia, además de 96, a Alemania y 54, a España. Las semanas previas a la cumbre, Roma había difundido la tesis de que la discusión sobre el reparto final de escaños debería ser retrasada, de modo que los líderes comunitarios pudieran concentrar sus esfuerzos en aprobar el nuevo Tratado durante su reunión.

Expertos jurídicos consideran, sin embargo, que la aprobación del documento y la conformación final de la Eurocámara están indisolublemente unidos, por lo que debería darse solución a ambos temas durante esta reunión del Consejo Europeo.

Ayer se barajaban extraoficialmente varias soluciones posibles a las demandas italianas. La primera apuntaba la posibilidad de ampliar en 5 el número de escaños de la Eurocámara, hasta 755. El Parlamento no parecía oponerse a la fórmula, que Prodi declaraba no conocer oficialmente. Tenía que ser la presidencia portuguesa la que la formalizara. «Y estudiaríamos sus detalles», decía el primer ministro italiano, quien no hablaba ya de retrasar la decisión sobre el reparto de escaños, asumiendo con ello, tácitamente, que la solución debía salir de esta cumbre.

Otra opción, aparentemente más elaborada, que contaba con el visto bueno de los principales grupos de la institución, era la de no contabilizar como escaño el puesto de presidente de la Eurocámara, lo que liberaría un puesto que podía ser atribuido a Italia. Con ello, Roma no recuperaría la paridad perdida con Francia, pero a Prodi le permitiría presentar a su opinión pública el escaño de más.