
Los transportes franceses siguen afectados por la prolongación de la huelga sindical
Algunos sindicatos han extendido el paro a hoy, pero las diferentes compañías de transportes están convencidas de que el servicio se restablecerá plenamente durante la jornada
PARÍS Actualizado: GuardarLos transportes franceses se ven hoy todavía afectados por la huelga convocada por varios sindicatos, aunque las diferentes compañías están convencidas de que el servicio se restablecerá plenamente durante la jornada.
De los ocho sindicatos convocantes, dos han pedido la continuidad del paro en los ferrocarriles, frente al deseo de volver al trabajo de las seis restantes. El resultado es que en la mañana de hoy el servicio de trenes de alta velocidad con salida y destino a París funcionaba con una tercera parte de los trenes, mientras que en otras líneas operaba entre el 60% y la totalidad de los convoyes.
La situación estaba especialmente alterada en las regiones del oeste de Francia, donde esta mañana están convocadas varias asambleas de trabajadores para decidir acerca de las movilizaciones.
Aparte de a la compañía de ferrocarriles, la SNCF, la huelga estaba convocada en la empresa de transporte urbano de París, la RATP, donde algunas líneas de metro y las de tranvía funcionan totalmente, mientras en otras rutas del suburbano el servicio opera al 50% y en los autobuses la media es de dos tercios, según datos de la compañía.
Seguimiento masivo
La huelga contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones en Francia tuvo ayer un seguimiento masivo en el transporte público terrestre, lo que pone a prueba la determinación en las reformas del presidente, Nicolas Sarkozy.
El éxito de la convocatoria de los sindicatos fue particularmente evidente en los trenes, ya que sólo alrededor del 5% de los programados en el país circularon, y la dirección de la compañía de ferrocarril SNCF reconoció que casi las tres cuartas partes de sus trabajadores se habían sumado al paro. El transporte urbano se vio "fuertemente perturbado" en París -con la mayor parte de las líneas del metro paralizadas o casi-, pero también en buena parte de las 28 otras ciudades en las que los sindicatos habían lanzado la convocatoria.
Los sindicatos organizaron manifestaciones en varias grandes ciudades, que reunieron 150.000 personas según la policía y 300.000 según las centrales.
El Gobierno, conciliador
El Gobierno quiso mantener un perfil conciliador y el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, reconoció que la protesta había sido "importante y afirmó que "la huelga no impide el diálogo", antes de insistir en que la reforma "será progresiva" en los regímenes especiales, de los que se benefician medio millón de empleados esencialmente de los ferrocarriles, los transportes urbanos y las compañías estatales de energía EDF y GDF. En cualquier caso, Bertrand alertó de que sin la reforma "nadie puede garantizar" que los acogidos a esos regímenes podrán cobrar sus pensiones "en cinco, diez, o quince años".
En la mente del sindicatos y del Gobierno ha estado presente en todo momento el recuerdo de las huelgas gigantes de 1995, también con motivo de las pensiones, que obligaron al entonces primer ministro, el conservador Alain Juppé, a dar marcha atrás a su reforma y, al final, le costaron el cargo.