Tribunos
Como las comparecencias de Zapatero y Rajoy en Tengo una pregunta para usted abrieron llagas en los partidos minoritarios, TVE-1 emitió la otra noche una versión multitudinaria con Llamazares, Durán i Lleida y Carod Rovira. Estuvo bien. Cada cual iba con su propio estilo; es decir, que los tribunos no adaptaron su verbo a las exigencias del programa, sino que trataron de que el programa se adaptara al plan que traían preconcebido. Llamazares mantuvo su habitual estar de asamblea universitaria (convocada en horas de clase), con ese tono de voz innecesariamente alto y esa dicción entre pedagógica y mitinera. Durán i Lleida fue, una vez más, ese señor tan correcto que viene a explicarnos por qué debemos comprarle una póliza de seguros, antes de aceptar, condescendiente, que le demos las gracias. Y Carod-Rovira, víctima agresiva y doliente de la injusticia histórica, plantó los brazos en la barra del graderío y dejó muy claro que a él no le dan miedo esos españoles.
Actualizado: GuardarPero claro, el tribuno propone y Milá dispone, y al final cada uno de los ponentes se vio inmerso en inesperados berenjenales. Llamazares se escurrió con la legitimidad del referéndum Ibarretxe, un asunto que visiblemente traía preparado de casa, pero que explicó de tal modo que uno no sabía exactamente qué quería decir; con todo, lo peor (para él) fue cuando le preguntaron por la dictadura cubana, asunto donde sus explicaciones sólo dejarían satisfechos a quienes de entrada quisieran estarlo. A Durán i Lleida, que dominó la escena mucho mejor, le salió sin embargo una piedra en el camino cuando, sin comerlo ni beberlo, terminó enzarzado con una señora musulmana que estaba allí de cuota y que le planteó la cuestión del velo. Y respecto a Carod-Rovira, con el tono agresivo y desafiante que adoptó desde el principio, era inevitable la bronca. Ésta alcanzó su momento más triste cuando el ponente protestó porque dos personas del público le llamaron José Luis, en castellano. Para un castellano, pronunciar correctamente Josep Lluis es como vocalizar sin errores un verso en polaco: misión imposible.