Un observatorio vigilará el efecto en el empleo de la regulación de CO2
La CE, los gobiernos, los fabricantes de automóviles, así como los sindicatos del metal, se comprometen a hacer reestructuraciones «socialmente responsables»
Actualizado:El sector del automóvil europeo dejó por unas horas ayer de hablar del tema estrella de los últimos meses, la reducción de emisiones de dióxido de los coches nuevos a la atmósfera, para centrarse en otro un poco más humano, como son los efectos sobre el empleo de la reestructuración que se le avecina para cumplir los nuevas medidas medioambientales.
El hecho ocurrió en el Reextructuring Forum European Car Industry que comenzó ayer en Bruselas y concluirá hoy. En este encuentro, al que asisten 300 representantes de alto nivel, se decidió crear un observatorio europeo (formado por la Comisión Europea, los gobiernos, las empresas, las organizaciones sindicales y las regiones) que vigilará que los 12 millones de asalariados del sector del automóvil (2 millones directos y 10 indirectos) no sufran demasiado con las reformas que se avecinan próximamente.
Para ello, de entrada, este observatorio supervisará la evolución del sector, tanto en los temas de empleo como de competitividad, promoverá las restructuraciones «socialmente responsables» y, además, vigilará que se haga un mejor uso de los fondos europeos, entre ellos el Fondo Social Europeo y el Fondo Europeo de Ajuste a la Mundialización, diseñados para crisis como la que se cierne sobre este sector.
Desafíos
El comisario europeo de Empleo, Vladimir Spidla, aseguró ayer que «en la Unión Europea 12 millones de familias viven de la industria del automóvil que tiene por delante desafíos considerables, entre ellos el de la mundialización, al tiempo que se abre oportunidades formidables para él».
Por su parte, el máximo responsable de Empresa de la Comisión Europea, el comisario Günter Verheugen, añadió que «la industria del automóvil es una fuente esencial de prosperidad, de empleos y de innovación en la Unión Europea, por lo que debemos garantizar su competitividad y el empleo en este sector estratégico, siempre progresando además hacia una mayor seguridad y un mayor respecto al medio ambiente y con un precio asequible para el consumidor». La Comisión Europea propuso hace unos meses que los coches nuevos que se fabriquen en Europa emitan un máximo 130 gramos de monóxido de carbono (CO2) por kilómetro recorrido, lo que obligaría a la industria a enormes sobrecostes en fabricación y en producción en los próximos tres años.
La industria, que cree que podría comprometerse a alcanzar el tope de 135 gramos de CO2 de emisiones a la atmósfera en 2015, cree que la solución pasa por un enfoque integral, de modo que toda la responsabilidad no recaiga sobre la industria sino que se mejoren las autopistas, se forme a los conductores para hacer una conducción más eficiente así como que se fabriquen biocombustibles de calidad.
La preocupación que existe en Bruselas por este sector se debe a que representa el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE y exporta por valor de 60.000 millones de euros, equivalente al 4% de los productos manufacturados que salen de toda la UE.