ENCUENTRO. El Dalai Lama hace su tradicional gesto de saludo durante una reunión con Bush, en la Casa Blanca, en mayo de 2001. / AFP
MUNDO

EE UU pone en peligro su relación con China por agasajar al Dalai Lama

Pekín advierte sobre consecuencias «extremadamente serias» por conceder la medalla del Congreso al líder tibetano

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Aunque durante bastantes años el Gobierno de Estados Unidos ha tratado con sumo cuidado todo lo concerniente al Dalai Lama para no añadir tensiones adicionales en su relación bilateral con China, toda esa diplomática discreción ha terminado de forma bien visible esta semana. El líder budista, símbolo de un Tíbet ocupado por los comunistas chinos desde hace más de medio siglo, fue recibido ayer por el presidente George W. Bush en su residencia privada de la Casa Blanca. Y hoy será condecorado con la medalla de oro del Congreso, el máximo galardón civil de tipo medio.

El Gobierno de China, en medio de los fastos del XVII Congreso del Partido Comunista, ha reaccionado con bastante virulencia retórica ante estas distinciones y honores que a su juicio constituyen una ilegítima e insultante interferencia extranjera en asuntos domésticos. Por eso, ha advertido que el reconocimiento otorgado por la Administración Bush al Dalai Lama puede tener consecuencias «extremadamente serias». Además, Pekín también ha insistido en que se cancele la ceremonia de «la llamada medalla» prevista para hoy en la rotonda del Congreso en Washington también con asistencia del presidente norteamericano.

Primera represalia

Como primera represalia ante estas deferencias hacia el Dalai Lama considerado por China como un traidor, el régimen comunista ha boicoteado una reunión de estrategia convocada para hoy en Berlín para abordar nuevas sanciones diplomáticas contra el desafío nuclear de Irán. Funcionarios chinos han argumentando «cuestiones técnicas» para no participar en esa convocatoria que contará con la presencia de representantes de EE UU, el Reino Unido, Francia, Rusia y Alemania.

La Casa Blanca ha intentado restar relevancia al tratamiento excepcional otorgado al Dalai Lama en Washington. El portavoz Tony Fratto indicó que «entendemos las preocupaciones del Gobierno chino», pero al mismo tiempo dejó claro que el presidente Bush tiene por costumbre asistir a las ceremonias de la medalla de oro del Congreso y que ya se ha reunido en diversas ocasiones con el que fuera distinguido en 1989 con el Premio Nobel de la Paz. Según Fratto, «se trata de un encuentro con un líder espiritual, no se trata de un jefe de Estado».

Sin embargo, el representante especial del Dalai Lama en Washington realizó otra lectura menos rutinaria de la visita. De acuerdo con Lodi Gyaltsen Gyari, la imagen del presidente de EE UU junto al líder budista servirá para demostrar que «a la gente le importa el Tíbet; que no hemos sido olvidados». Según Gyari, el homenaje de EE UU «envía un poderoso mensaje a China de que el Dalai Lama no se va a esfumar en el exilio».

Tras un aumento de tensiones étnicas en el Tíbet, y especialmente desde que el Dalai Lama fuera también recibido el mes pasado por la canciller alemana, Ángela Merkel, China ha venido multiplicado sus ataques contra esta figura religiosa a la que considera como un desestabilizador separatista. El régimen comunista, a través de su maquinaria de propaganda, ha llegado a calificar al líder espiritual como cabecilla de una «secta diabólica» que disimula bajo la bandera del budismo y la paz.