Para echarse a temblar
Actualizado:enudo papelón el de don Antonio Muñoz. El Guadiana del Cádiz, que aparece y desaparece en la historia reciente del equipo cuasicentenario, parecía haberse retirado definitivamente al dulce hogar, para satisfacción de su esposa e hijos, una vez que el pasado mes de Junio reconoció haber tocado techo y entregó la nave cadista a don Arturo Fernández, perdón, Baldasano. Tras disfrutar de un crucero en compañía de sus amistades intimas, quedó a la espera del cumplimiento de los plazos pactados para recibir una importante cifra que, según el resultado de la auditoria, oscilaría entre los 7 millones y los 10 millones de Euros. Y en tal éxtasis se encontraba cuando, bajo la excusa de un supuesto contrato anulable por vicio en el consentimiento, o de engaño y fraude para que nos entendamos todos, el prepotente Baldasano anunció su huida con alevosía, premeditación y nocturnidad, casualmente con tan solo 7 puntos y no los 21 por los que hubiera apostado dos meses antes. La Justicia, que no don Moisés Israel, marcará en un futuro cual de las dos partes lleva razón, aunque, a esas alturas, no dejará probablemente de ser una mera anécdota sin apenas repercusión, cual lo será la próxima resolución en el pleito que tiene interpuesto don Rafael Mateo. Entre tanto, el marrón ha de comérselo el Sr. Muñoz quien, por puro marketing, golpeaba constantemente la mesa en su última intervención telefónica, aunque internamente lleve diez días acordándose de la familia del todavía Presidente del Cádiz. Con unos ingresos ya gastados, un presupuesto 3 o 4 millones de euros superior al último de la era Muñoz, 7 puntos de 24 posibles, unas altísimas fichas, un más que evidente enfrentamiento con el equipo municipal, un auditor en paradero desconocido, una plantilla descompensada, y unas cuentas que asustan a cualquier posible comprador, el panorama es para echarse a temblar. ¿Vaya penitencia por sus pecados!.