Alfombra roja
Actualizado:ace unos días, en una televisión local, pude ver la repetición de un debate sobre la situación económica del Cádiz, en el que participaban el Señor Don Fernando Estrella, en la representación del cadismo, y un tal Moisés por el Cádiz. Y me dio un subidón de orgullo. No sólo por lo bien que quedó mi amigo, sino además por el repaso que le dio la sencillez y la lógica a la arrogancia. Fernando no fue en contra de nadie, sólo a favor del Cádiz. El vapuleo era tal, que incluso el otro, Moisés, reconoció varias veces lo bien que debatía el cadista. Ante el temor de quedar hecho una piltrafa, pasó al ataque, argumentando que se notaba que era muy amigo de Muñoz, o quería dirigir el Cádiz, o le iba algún beneficio en todo esto; fallando de pleno en las tres afirmaciones. Entonces comprendí una cosa. Cuando este o cualquier otro grupo viene a comprar el Cádiz, son recibidos por unos gaditanos que, sin ser directivos, siempre están ahí, que se encargan de tirarles alfombras rojas por donde pisan, enseñándoles las excelencias de esta ciudad. Estos señores de afuera, que de tontos no tienen na, se dan cuenta al cuarto de hora que a estos cadistas lo que les importa de verdad son sus beneficios, y el Cádiz es parte de sus ingresos. ¿Sólo eso! Cualquiera de ustedes no tendrá problemas en recordar a algunos de estos señores, fotografiados hace siete días con Baldasano abrazados en su local, y a los tres días, en el palco de Muñoz, abrazado a él. Siempre al sol que más calienta. Y piensa el ladrón que todos somos de su condición. No pueden creer que cadistas como Fernando todo lo que hacen por el Cádiz sea sólo por eso, por el Cádiz. Piensan que los que llenamos el campo somos chusma manipulada por los antes nombrados. Y, por supuesto, no se pueden ni creer que a ellos les estamos tirando una alfombra roja, pero para que se vayan para siempre.