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Italia releva a Polonia en su amenaza de dificultar un acuerdo en la cumbre de la UE

Aunque hay buenas perspectivas para aprobar el Tratado, Roma rechaza el reparto de escaños en la Eurocámara

FERNANDO PESCADOR
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A sólo dos días de la trascendental cumbre de Lisboa, en la que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE deberían aprobar el nuevo Tratado de la Unión, las viejas amenazas que planeaban sobre el acuerdo parecen diluirse, como sucede con las exigencias polacas sobre su margen de veto, pero nuevas dificultades aparecen en el horizonte, sobre todo de la mano de Italia y su número de escaños en la Eurocámara.

Ayer, los ministros de Exteriores de los Veintisiete efectuaron un primer debate político sobre los nuevos textos. Escucharon el punto de vista del primer responsable del servicio jurídico del Consejo, Jean-Claude Piris, sobre la demanda italiana de aparcar este jueves el debate sobre el reparto de escaños en la Eurocámara hasta nueva orden, para concentrar la discusión sobre los nuevos tratados. Para el reputado jurisconsulto, el mandato de la cumbre de junio es claro: la composición del Parlamento europeo forma parte del paquete institucional, y debe ser resuelto en esta próxima reunión del Consejo.

Súbitamente, la cumbre europea se ha visto confrontada a un problema mayor: dar solución a las demandas italianas, que se ven sustentadas, además, en una resolución de su Parlamento. Los ministros de Exteriores barajaron ayer diversas posibilidades para hacer frente a las exigencias transalpinas, pero ninguna de ellas se encontraba al alcance de su capacidad resolutiva. Destacaba la posibilidad de que Francia ceda un escaño a Italia, con lo que se restablecería la paridad perdida entre los dos países mediterráneos y Reino Unido, pero corresponde sólo a Sarkozy realizar esa cesión, y no está claro.

Existe, además, el riesgo de que esa componenda abra el apetito de otros socios comunitarios, como Polonia, que no han salido bien retribuidos en el reparto. El secretario de Estado español, Alberto Navarro, consideraba que «el problema italiano es, de lejos, el de solución más problemática».

Polonia mantiene una actitud muchísimo menos beligerante que estos meses atrás en su contencioso con la UE a cuenta del tratamiento jurídico que debería recibir el Compromiso de Ioannina, por el que Varsovia preservará hasta primavera de 2017 los potenciales de veto que le otorga el Tratado de Niza. El secretario de Estado portugués para Asuntos Europeos, Manuel Lobo Antunes, manifestaba en Luxemburgo «confiar más aún que antes en la posibilidad de cerrar un acuerdo esta semana».

La República Checa y Austria mantienen también peticiones a la cumbre de satisfacción problemática. Praga quiere un procedimiento para obligar a la CE a retirar una propuesta que no satisfaga a los Estados miembros. Y Viena reclama la facultad de imponer cuotas a universitarios extranjeros.