Fotografía de archivo del puerto de la ciudad alicantina de Santa Pola, donde tiene su base el pesquero 'Corisco'. / EFE
TRAS LA INTERVENCIÓN DE EXTERIORES

El pesquero español deja Trípoli tras desembarcar a los 58 inmigrantes rescatados el pasado sábado

Los inmigrantes han sido conducidos por las autoridades libias a un centro de tránsito después de abandonar la embarcación en la que han permanecido desde el pasado sábado

SANTA POLA Actualizado: Guardar
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El pesquero 'Corisco' ha zarpado del puerto de Trípoli a las 12.45 hora local (11.45 GMT), tras haber desembarcado a los 58 inmigrantes que había rescatado frente a las costas libias, según ha informado el embajador español en Libia, Joaquín Pérez Villanueva.

Desde Luxemburgo, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, gestionó la solución del caso en una conversación telefónica con el jefe del gabinete del líder libio, Muamar Al Gadafi. Moratinos conversó también con su homólogo libio, Abderrahman Chalgham, y el embajador Pérez Villanueva hizo insistentes gestiones ante la Cancillería libia y otros departamentos oficiales.

Los inmigrantes han sido conducidos por las autoridades libias a un centro de tránsito después de abandonar la mencionada embarcación, en la que han permanecido desde el pasado sábado, cuando fueron rescatados por la tripulación del pesquero momentos antes de que la lancha, tipo Zodiac, se desinflara completamente y se hundiera.

La misión diplomática española prestó ayuda a la tripulación del barco que, con bandera portuguesa y base en el puerto de Santa Pola (España), necesitaba de agua y provisiones, y le urgía salir del puerto para recuperar las artes de pesca que había abandonado en el momento en que auxilió al bote neumático en que se encontraban los ilegales subsaharianos.

El embajador ha confirmado que, de las 58 personas rescatadas, 5 eran mujeres y 3 niños, y que entre ellos había egipcios, nigerianos, ghaneses, iraquíes, mauritanos y senegaleses. Los inmigrantes no deseaban que se les volviera a llevar a Libia, de donde habían partido de forma clandestina, aunque según fuentes diplomáticas "se resignaron a ello".

Libia suele manifestar dudas sobre la posición de las embarcaciones de los ilegales y requiere que se compruebe que se encuentran en sus aguas jurisdiccionales antes de aceptarlos en su territorio.