El sucesor natural
Pernando Barrena, el nuevo referente 'abertzale', se mantiene en la cuerda floja por las causas judiciales y su discurso radical
Actualizado:EL encarcelamiento de la mitad de la mesa nacional de Batasuna ha encumbrado, sin pretenderlo, a uno de sus portavoces más habituales, Pernando Barrena, como principal referente de la izquierda 'abertzale'. Acostumbrado a ejercer papeles estelares en ese mundo, ha asumido su nueva función con naturalidad. Desde que la pasada semana el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ordenara el envío a prisión de destacados líderes 'abertzales', Barrena ha multiplicado sus comparecencias como la cara visible de la coalición. En esta tarea estará secundado por integrantes de la ejecutiva en libertad como Jone Goirizelaia, Marije Fullaondo, Karmelo Landa o Xabi Larralde, entre otros.
Barrena, nacido en Pamplona en 1966, siguió los pasos de su padre como concejal del Ayuntamiento de Berriozar, pero con la notable diferencia de que mientras que el progenitor militó en el PSOE, su hijo lo hizo en Herri Batasuna. Entonces, trabajaba en la editorial Txalaparta de Tafalla donde, entre sus funciones, se encargaba de las traducciones en euskera e inglés. El dominio de los idiomas es una de las características más conocidas del dirigente de la izquierda 'abertzale'.
Junto a Otegi
Paradójicamente, Barrena entró a formar parte de la mesa nacional de HB -en febrero de 1998, junto a conocidos como Arnaldo Otegi y Permach- que sustituyó a la ejecutiva encarcelada en 1997 por divulgar el vídeo de la 'alternativa democrática' de ETA. Su plurilingüismo le facilitó el acceso al equipo de relaciones internacionales de la coalición, con el que ha recorrido varios países. En junio de 1999 salió elegido parlamentario por EH en las autonómicas de Navarra.
Sus dotes de orador le llevaron casi desde el principio a desempeñar tareas de coportavocía, en muchas ocasiones junto a su compañero de formación Arnaldo Otegi -ahora encarcelado-, con quien comparte varios elementos en común. Se desenvuelve a la perfección en las distancias cortas y quienes le conocen le consideran una persona «respetuosa», «atenta» y «cercana».
Detrás de esa amabilidad, sin embargo, se esconde una faceta más ruda y seria que ha trascendido en público en algunas de sus intervenciones. Maestro del doble discurso, en ocasiones ha empleado mensajes aparentemente contradictorios. En agosto de 2005, tras la manifestación que la izquierda 'abertzale' celebra en las fiestas de Bilbao, Pernando Barrena llegó a ofrecer «contrapartidas» al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que se «sacudiera» la «presión del PP», fuera «valiente» y se comprometiera a «respetar la voluntad» de los vascos. El mismo Barrena, en vísperas de que ETA colocara una bomba lapa en el coche de un escolta el pasado martes, acusó al Ejecutivo de apostar por «abrir un nuevo ciclo de confrontación y violencia», al tiempo que cuestionó en voz alta «cuáles son las vías que le quedan» a un país cuando «se le cierran las vías políticas y democráticas» para defender su proyecto político.
Comunicador
Al margen de la modulación de los discursos, algunos rivales políticos le definen como un gran «comunicador pragmático» y le sitúan en el sector posibilista de Batasuna. Asimismo, creen que está bien relacionado y que ha tenido un papel relevante durante el proceso de paz. El propio Barrena aseguró esta semana que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, «disponía en la agenda de su móvil» de los números de teléfono de algunos miembros de la izquierda 'abertzale'.
En esta línea, también ha sido el interlocutor de la coalición en los contactos entre los agentes políticos, sindicales y sociales que tejieron la red de complicidades que facilitó el proceso de paz.
El año pasado, Barrena eludió su ingreso en prisión al abonar una fianza de 200.000 euros tras imputarle el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska un delito de inducción de desórdenes públicos, coacciones y estragos terroristas por los incidentes violentos provocados durante una huelga por la muerte de dos presos de ETA. El TSJPV tiene abierta otra causa por desobediencia contra él, al reunirse con el lehendakari. Estos antecedentes y el tono empleado en sus últimas intervenciones le mantienen en la cuerda floja.