Vidas paralelas
Las cofradías más antiguas de la localidad celebraron ayer un acto de hermanamiento en la Prioral de San Sebastián
Actualizado: GuardarUna historia conjunta ha hecho posible que a lo largo del día de ayer las hermandades más antiguas de la ciudad se hayan unido. A las 10.00 horas los titulares de la hermandad de La Soledad trasladaban en parihuela la imagen de la Virgen desde la Iglesia Conventual de la Victoria hacia el altar mayor de la Prioral de San Sebastián donde ya se encontraba El Nazareno.
Las imágenes estuvieron acompañada por los fieles que siguieron pasando por el altar durante todo el día hasta su traslado de regreso después de la solemne eucaristía de hermanamiento que tuvo lugar a las 19.00 horas y que estuvo presidida por el arcipreste de la localidad Balbino Reguera. Durante el recorrido de la imagen de La Soledad fieles y hermanos rezaron el Santo Rosario.
Las hermandades de Jesús Nazareno y La Soledad de la localidad se fundaron respectivamente a mediados del siglo XVII. En una larga y dilatada trayectoria durante el transcurso de casi tres siglos han hecho historia como dos corporaciones muy reconocidas en la vida de la población.
Su compenetración histórica es tal que ambas cofradías se ven obligadas a extinguirse en pleno siglo XX, debido al inicio de la Guerra Civil española en 1936. El enfrentamiento no deja exentas estas dos instituciones. Cinco años más tarde, y gracias a la constancia y esfuerzo los muchos hermanos, se reorganizan ambas, perteneciendo siempre a la Prioral de San Sebastián de la villa, donde la hermandad de El Nazareno mantiene su sede canónica, de igual modo que la hermandad de la Soledad hace lo propio en la iglesia conventual de la Victoria.
Estas dos cofradías desde los inicios de su reorganización establecieron vínculos de unión y confraternidad, compartiendo encuentros, convivencias, atributos y dependencias, todo un amplio abanico de servicio y entrega mutua basado siempre en la fe profesada en Jesucristo, caminando así juntos bajo la luz de su Evangelio y encomendados siempre, todos sus hermanos, a la protección de la Virgen en las distintas advocaciones a las cuales rinden cultos.
Dos hermandades y dos historias muy paralelas en el seno de la iglesia puertorrealeña, donde vuelven ha coincidir en los años 1966 y 1991 con motivo de las celebraciones de las bodas de plata y oro, respectivamente, de su reorganización. Para ello aunaron una vez más trabajo y dedicación elaborando un amplio programa de actos conjuntos para celebrar dichos acontecimientos.
A mediados de los años 80 se fragua una nueva iniciativa: las cuadrillas de costaleros que portan los pasos de misterios y de palios de estas hermandades, algo que se mantiene durante años, hasta que finalmente consiguen crear cuadrillas independientes de hermanos costaleros, con la sana intención de facilitar y paliar la labor destacada de los hombres de las trabajaderas.
Ambas entidades mantienen la tradición habitual de que en la madrugada del Jueves Santo el Nazareno en su itinerario procesional realice una visita puntual ante las puertas de la Victoria, para orar y meditar ante los titulares de la hermandad de La Soledad, una deferencia que es correspondida en la noche del Viernes Santo.
El próximo jueves, día 25 de octubre y para culminar los actos de confraternización, el vicario de la Diócesis, Antolín Camacho, dará una conferencia en la iglesia de La Victoria que lleva por título: Dos hermandades, dos vivencias paralelas.
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