Opinion

Reunión de pastores, oveja muerta

Las declaraciones del máximo responsable de la Consejería de Agricultura de la Junta, frente a las críticas de los sindicatos y ganaderos por la tardía recogida de cadáveres, muestran la clase de políticos que nos gobiernan, capaces de culpar a los demás de todos los males, cuando son ellos los incompetentes y verdaderos culpables de lo que está sucediendo.

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Las palabras más que duras son hirientes e insultantes, y sólo nos hacen ver que ante la desgracia y resignación de los ganaderos, los gobernantes actúan con prepotencia, con acritud y con ira.

La recogida de cadáveres de animales muertos se ha estado retrasando tanto en diversas zonas andaluzas que los ganaderos se han quejado del apilamiento de cuerpos putrefactos en campos y fincas. Es la pura realidad y los ganaderos han dicho la verdad ¿Cómo es posible que para mover animales sanos tengamos que desinsectar y pagar certificados veterinarios de salud cuando los camiones que recogen los cadáveres después de diez días están atravesando pueblos y comarcas?

El Sr. conserjero de Agricultura, Isaías Perez Saldaña, los acusa de dejar a los animales en medio del campo para que se mueran para después llorar a la Junta sus desgracias,como si los animales eligisen donde y cuando morirse.

Evidentemente, esto ha causado un malestar general en los ganaderos, que si algo quieren, es que sus animales no mueran y si algo desean es que el problema se solucione.

La actitud de la Junta, miserable e hipócrita, demuestra su falta de sensibilidad ante los problemas de los ganaderos así como la incompetencia para atajar un problema que se les ha ido de las manos desde el principio. La vacuna monovalente frente al primer serotipo no ha servido de nada y los gastos de vacunación los ha sufrido el ganadero. Este nuevo serotipo está haciendo estragos, ya que su virulencia y patogenicidad es mayor, ya que es posible que esté afectando a ganado caprino (bastante resistente a la enfermedad) y a otros rumiantes salvajes.

Otro verano más, vemos como los mosquitos nos traen más enfermedades. Ya nos trajo la peste equina, nos está plagando a nuestros animales de compañía de Leismaniosis y Filariosis y ahora trae de cabeza al país entero con la lengua azul.

Ante tanta incompetencia y tanto descontrol, sólo cabe rezar para que el invierno sea frío y lluvioso. De esta forma, como ocurrió el año anterior, será el cambio de estación y no la eficacia de las medidas, el que de nuevo deje en estado de latencia a esta enfermedad que casi con toda probabilidad de nuevo nos visitará la próxima primavera. Recemos, otro remedio no queda.

Vicente Peña Romero. Benalup-Casas Viejas