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Reino Unido e Italia se unen a Polonia en su pulso al nuevo Tratado de la Unión Europea
Las exigencias de Londres amenazan con pasarle factura, mientras que desde Roma reclaman más escaños en la Eurocámara
Actualizado: GuardarAl nuevo Tratado de la Unión Europea le ha llegado la hora de la verdad. Cerrado con acuerdo a comienzos de este mes el debate jurídico de las decisiones adoptadas en la conferencia de junio, resta ahora la discusión política, que va a articularse en dos momentos principales: la reunión de ministros de Exteriores que tendrá lugar el lunes en Luxemburgo, y la cumbre en sí, que comienza el jueves en Lisboa.
En Bruselas, como capital comunitaria, reina un prudente optimismo sobre la posibilidad de cerrar el acuerdo el mismo jueves. Las últimas incógnitas las plantea Polonia, aunque, posiblemente más por razones de política interior que de estrategias de proyección comunitaria. Además, Reino Unido e Italia han endurecido el discurso sobre los proyectos del Tratado. Bulgaria, asimismo, ha puesto sobre la mesa un problema acerca de la trascripción del término euro al búlgaro, al que va a ser preciso encontrar una solución.
Pero es la definitiva posición polaca el principal imponderable. Días atrás, la tensión que fluye de Varsovia ha bajado apreciablemente, aparentemente porque los Kaczynski no obtienen malos resultados en las proyecciones de voto para las legislativas que se celebrarán en Polonia el domingo 21. La demanda polaca más complicada políticamente de satisfacer sigue siendo la de incluir el Compromiso de Ioannina reformado en el derecho primario de la UE (más concretamente en un protocolo del nuevo Tratado), en lugar de mantenerlo en una declaración.
Varsovia teme un cambio de la declaración sobre Ioannina por mayoría simple de votos, lo cual es jurídicamente posible pues los textos de esta índole se encuentran sometidos al reglamento de régimen interior del Consejo. Fuentes que conocen a fondo los mecanismos de la acción del Consejo Europeo señalan, sin embargo, que jamás se ha modificado una de sus declaraciones de índole política mediante una apelación al citado reglamento.
La traducción a derecho básico del Compromiso de Ioannina entrañaría, en cambio, complicaciones jurídicas, como, por ejemplo, que el Tribunal Europeo de Justicia (TSJ) tuviera que dictaminar lo que sería un plazo razonable para la reconsideración de un tema aparcado temporalmente por la invocación de este mecanismo que fue adoptado para satisfacer demandas españolas en 1994.
Abogado general
Las exigencias polacas sobre un puesto de abogado general en el TSJ se han diluido y Varsovia acepta ahora una formulación según la cual se estudiará la necesidad de aumentar las plazas disponibles para esta figura del derecho procesal europeo.
Reino Unido ha conseguido todo lo que deseaba del nuevo Tratado. Se mantendrá al margen de la carta de derechos fundamentales en lo que concierne a la posibilidad de ver judicializadas sus disposiciones sociales internas y podrá quedarse también aparte de las nuevas disposiciones del Tratado en materia de Justicia e Interior.
Los mecanismos que le permitirán a Londres ejercer el derecho que se le reconoce de quedarse fuera de la nueva cooperación penal, judicial y civil o de las medidas Schengen (de libertad de circulación) revisten una gran complejidad, y su aplicación no saldría gratis a los británicos, que corren el riesgo de verse privados de conquistas logradas en esos apartados.
Y por lo que respecta a Italia, no está de acuerdo con el reparto de escaños que ha propuesto a la cumbre el Parlamento Europeo. Como no es un asunto que esté directamente vinculado al nuevo Tratado, Roma pretende que la discusión sobre este capítulo no se cierre en la cumbre, y que se continúe con la distribución actual de asientos hasta encontrar una solución. Pero como no es una posición que compartan muchos Estados miembros, está por ver si Italia, socio fundador de la CEE, sería capaz de vetar los acuerdos del jueves.