Migas con huevo
La jornada comienza temprano y la actividad se organiza sobre unas pautas perfectamente delimitadas
Actualizado:Como patrón general para la caza mayor se puede establecer una jornada que comienza entre las 7 y las 8 de la mañana, con la quedada de los cazadores. Lo primero que se hace es tomar un desayuno consistente y energético, como las clásicas migas con huevo. Luego se procede a sortear los puestos y los postores.
Ya en el campo, se distribuyen los cazadores, ocupando los puestos exteriores antes que los interiores, de modo que los animales que huyan del interior encuentren las líneas de fuera a su paso. Allí se preparan los rifles y todo el material.
Entre las 11 y 12 de la mañana se procede a la suelta de los perros para que hagan salir a las presas de sus escondrijos. La batida se puede hacer de muchas maneras distintas. Los movimientos de los perros o los propios desplazamientos de los animales serán los que los acerquen a los cazadores.
La cacería termina con el toque de una corneta que marca el final. Tras lo cual, los aficionados se dedican a cobrar las presas, marcarlas para que sean recogidas o buscarlas si se ve el rastro de sangre pero no el cuerpo del animal.
Los cazadores abandonan sus puestos y disfrutan de una comida-convivencia, mientras esperan que los empleados traigan las piezas y los carniceros las despiecen. Posteriormente, se comparan las capturas al tiempo que se disfruta de una copa.
Campiña y sierra
A grandes rasgos, se pueden distinguir dos zonas diferentes de caza en la provincia, la campiña y la sierra. La primera destaca por la predominancia de cultivos extensivos de secano, algo que, unido a la presencia frecuente de restos de vegetación natural, conforma un hábitat muy adecuado para las especies de caza menor. Por el contrario, en las sierras predominan las formaciones de bosques y matorrales mediterráneos, muy propicios para la caza mayor.
En la campiña destacan por su abundancia el conejo y la perdiz. Igualmente, la caza de especies migratorias como la paloma, la tórtola o la codorniz, también tiene importancia, debido a la posición estratégica en la ruta migratoria a través del Estrecho.
Una de las piezas más cotizadas de la caza menor es la perdiz roja, muy abundante en la zona. Está vinculada a los cultivos de secano y es bastante frecuente en la mitad occidental de la provincia.
La zona de La Janda es especialmente propicia para la cría del conejo. El suelo, la suavidad del clima y la vegetación en mosaico, mezcla de cultivos y vegetación natural, favorecen enormemente la proliferación de esta especie.
Ambas especies, perdiz roja y conejo, soportan bastante bien en la provincia las enfermedades que las hacen escasear en otras zonas. Esta circunstancia permite que por temporada se cacen más de 20.000 ejemplares de cada especie.