Opinion

Los diecisiete

Es complicado para mí dar una opinión sobre los despidos en la GMU. Si apoyo a los trabajadores despedidos estoy santificando los mismos contratos que yo denuncié. Aquellos contratos también con familiares de, que tuvieron que ser desenchufados para hacer ver al Juez la legalidad de los mismos. Si no apoyo a los trabajadores resulta que apoyo a la alcaldesa, cuya manera de actuar me repugna profundamente, estoy admitiendo que los contratos de la GMU son irregulares y encima no apoyo a la parte más débil de esta historia, los trabajadores despedidos.

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Tanta contradicción en la que puedo yo caer no es más que consecuencia de la propia contradicción en la que han caído los actores de tan rocambolesca historia de los contratos y posteriores despidos en la GMU, como la de tantos contratos que ha habido en este Ayuntamiento con una plantilla de 2.700 empleados, posiblemente la empresa que mayor número de empleados tiene la provincia de Cádiz.

No voy a apoyar a la alcaldesa y no ya por las evidentes discrepancias y fobias que mantenemos, sino porque carece de legitimidad para hacer lo que ha hecho. Que nuestro Ayuntamiento necesita de una cura de adelgazamiento es evidente. Con una plantilla de 2.700 empleados jamás saldrá de la quiebra en la que está metido, ni valen cuantos planes de saneamiento se aprueben para salir de la miseria. ¿Pero se puede ordenar los despidos estando imputado por un delito de prevaricación por hacer los mismos contratos de la GMU? ¿Se puede despedir a 17 mileuristas, metiendo a 21 asesores con sueldos de 5.000 euros mensuales y de dudosa capacitación profesional? ¿Se puede despedir nombrando a un Jefe de Gabinete de Alcaldía, tras la más meteórica promoción profesional que se haya visto, de policía local a Jefe de Gabinete de Alcaldía, pasando por escolta de la alcaldesa? ¿Se puede despedir pregonando la austeridad cuando te gastas millones en propaganda institucional, la machacona pasión por Jerez. ¿Se puede despedir comprando una nueva flota de coches para la GMU? ¿Son lícitos unos despidos cuando tienen un claro tufo a persecución sindical y política (qué casualidad que el sobrino de Sergio Moreno no esté entre la nómina de nuevos parados)? ¿Se puede despedir arguyendo la irregularidad de unos contratos, cuando van firmados los mismos por quien despide y habla de irregularidades? Para hacer estos despidos había que tener una autoridad moral de la que la alcaldesa carece. No se puede hablar de cerrar una etapa para abrir otra totalmente continuista con la anterior, pero peor a la vista de tan malos modos y tan malas formas (malos modos y malas formas que yo he sufrido en mis carnes, cuando me atreví a denunciar unos contratos igualitos a los de la GMU y lanzaron sobre mí todo tipo de calumnias y mentiras).

Para los encerrados en la Catedral las contradicciones no son pocas. Si los contratos no eran irregulares a cuento de qué tanto escándalo y manifestaciones. Nadie hace huelgas de hambre cuando se acaba la obra para la se fue contratado, porque tal extinción es del todo legal. Pero si realmente tienen razón los encerrados de la Catedral y los despidos son improcedentes, éstos lo son porque los contratos son irregulares, tan irregulares como los que yo denuncié (también para obra y servicio determinado) y yo que recuerde denuncié un caso de enchufismo ¿o no? (me sigue encantando Jerez). De todas formas apoyo totalmente a los encerrados y a los 17 despedidos porque quien ha despedido carece de la autoridad moral necesaria para hacer los despidos. Será hora de que los Sindicatos con otro primer edil, limpio de cualquier tipo de sospecha, acometan una necesaria reestructuración de la plantilla de nuestro Ayuntamiento. Con dialogo y no con golpes de autoritarismo.