Distancias de otro mundo
Cómo es posible que para ir de Cádiz a Málaga o a Granada en transporte público se tarden más de cinco horas? Es incomprensible que en el siglo XXI, en un país supuestamente desarrollado, contemos con sistemas arcaicos y redes de comunicación de otra época. Seguro que si siguiésemos utilizando las calesas y los caballos tardaríamos más o menos lo mismo. Para apoyar esta afirmación ahí va un ejemplo.
Actualizado:Tres de la tarde, estación de trenes de Cádiz. Una persona se dirige a pasar el puente a Málaga, haciendo obligada escala en Dos Hermanas. Es la primera vez que decide utilizar este medio, pensando que la comodidad del tren hará el trayecto más llevadero. Se sube en el vagón, se sienta y descubre en primer lugar una total ausencia de señales o avisos por megafonía de las paradas que va a realizar; es decir, si nunca te has montado te ves obligado a mirar continuamente el nombre de las estaciones no vaya a ser que se pase la tuya. Casi dos horas después, ve que llega su parada y se apresura a bajar antes de que cierren las puertas.
Al llegar allí se encuentra con una estación cuasi vacía, sin ninguna señal de aviso sobre cuál es la vía por la que pasa el tren a Málaga y con la única posibilidad de esperar a ver qué sucede. No vamos a pararnos a analizar la situación de dejadez que presentaba la zona, ni en si los baños pasarían el control de sanidad, ni en el borracho, el drogadicto y los cuatro ancianos de mirada fija con los que compartió la espera. Al cabo de una hora llegó el tren, que para más inri parecía la cámara frigorífica de cualquier carnicería.
Durante el viaje, de tres horas, pasó de todo, una joven que gritaba, uno que se comía un bocata de chorizo, un hombre que no se había lavado en años... Cuando llegó a su destino, pensó en la vuelta y se mareó.