Catálogo de vestigios
Escribir la historia ya es una tarea ardua, generalmente encomendada a los vencedores, pero no es menos dificultoso encomendar su redacción a quienes perdieron. En cualquier caso, ambas cosas son más fáciles que borrarla. ¿Cómo se suprime el pasado? Quienes se sienten orgullosos coinciden con quienes lo deploran en que es irreparable. Ahora, por si no nos acuciaran otras urgencias, queremos elaborar un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la Dictadura.
Actualizado: GuardarTenía yo ocho años cuando empezaron a matarse mutuamente aquellos señores mayores. A ellos les debo hambres, bombardeos, himnos, banderas, lutos y victoria. Mis primeros libros, antes de disponer de una laboriosa y esforzada biblioteca, fueron las cartillas de racionamiento. ¿Cómo eliminar el pasado? El Alzheimer no depende del Boletín Oficial. La Memoria Histórica es nuestra memoria individual. Quienes intentamos comprenderlo todo, infructuosamente por supuesto, sabemos que fue muy distinto el ADN de los muertos. Unos figuraron en los atrios de las iglesias, con nombres y apellidos, como «caídos por Dios y por España» y otros, que fallecieron precipitadamente por esas u otras abstracciones, fueron enterrados al borde de las carreteras. Es de suponer que a los cadáveres les traiga sin cuidado su emplazamiento. Nos decía don Gregorio Marañón, y yo era tan joven que no me daba cuenta del alcance de sus palabras, que «las guerras civiles duran un siglo».
No ha transcurrido aún. O sea, que es pronto para cambiar el resultado de la batalla del Ebro. Al pasado sólo lo borra el nuevo paso del tiempo, que no para de andar. Lo inteligente es la reconciliación, no la revisión, pero faltan días sucesivos para que lleguemos. Quiero decir para que lleguen los españoles al año 2039. Que tengan más suerte.