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«Las grandes empresas no distinguen; las pequeñas sí»
Las principales franquicias instaladas en la zona poseen medidas para impedir cualquier desajuste salarial
Actualizado: GuardarComo muchos jóvenes de la provincia, Pedro Recena trabaja como dependiente en un establecimiento de moda textil que pertenece a una firma multinacional. Pedro lamenta que las últimas estadísticas revelen la existencia de un fuerte desajuste salarial entre hombres y mujeres, aunque aclara que las principales franquicias disponen de distintos mecanismos para evitar la aparición de est discriminación sexista en el entorno laboral. «La política empresarial de la cadena en la que trabajo no entiende de hombres o mujeres, sino de trabajadores. El principio básico es la igualdad y ambos sexos cobran idénticas sumas por realizar las mismas tareas», indica el dependiente.
El joven empleado, cuyo sueldo mensual ronda los 1.000 euros, mantiene que estas cuestiones son más comunes en la pequeña y mediana empresa, ya que muchas carecen de normas que velen por el bienestar de sus asalariados. «Mi anterior trabajo también lo desempeñé en una gran franquicia y allí también pagaban a los profesionales según su ocupación y no en función del sexo. Sólo con este tipo de medidas se puede conseguir una perfecta integración laboral entre mujeres y hombres», señala Recena.
Esta opinión es compartida por parte de Rosario Peralta y de Fátima Hernández, ambas dependientas también de una tienda de ropa perteneciente, igualmente, a una franquicia, pese a que la primera reconoce no haberlo pasado demasiado bien en algunos de los trabajos que ha desempeñado con anterioridad. En éstos, pequeñas empresas y a diferencia de lo que sucede en su puesto actual -en el que cobra lo mismo que el resto de sus compañeros-, existía una gran desigualdad. Hasta tal punto, que llegó a percibir la mitad del salario tan sólo por ser mujer y pese a realizar las mismas tareas y durante el mismo horario. Esta circunstancia llevó a Rosario a cambiar de empleo. De hecho, reconoce que la situación en la que se encontraba la hacía sentirse muy mal. «No es justo que se den este tipo de casos y esperamos que de una vez por todas se llegue a una verdadera igualdad entre sexos», afirman Rosario y Fátima.