
García Argüez reflexiona en un taller sobre la literatura como herramienta para contar el mundo
La Biblioteca Provincial acoge un curso de creación narrativa durante octubre y noviembre Organizado por la Fundación Quiñones, ha sido un éxito en su primera convocatoria
Actualizado: GuardarTal vez porque estamos hechos de infinitas palabras, porque estamos determinados, limitados, ensartados por ellas, mirarlas con distancia puede parecer extraño. Puede ser difícil apartarse un poco y concluir porqué sabemos que un perro es un perro y no una mesa, qué es el odio o la bondad, dónde pondríamos los límites del delito, del bien y del mal. El hombre ha construido su mundo a golpe de palabras y éstas han limitado su espacio, y su pensamiento. Han construido su universo para hablar de una cultura, de un idioma, de una estructura mental con la que traducir la realidad e, irremediablemente, limitarla. Sobre cómo el lenguaje determina nuestro entendimiento debatieron ayer los integrantes de Contar el mundo. El taller con el que el escritor Miguel Ángel García Argüez, de la mano de la Fundación Fernando Quiñones, ha reunido en la Biblioteca Provincial a un puñado de inquietos lectores, incipientes escritores y curiosos observadores de las letras en torno a la creación literaria.
Desde los conceptos de significante y significado hasta el papel de la abstracción en nuestro universo de referencia, el autor de Cambio de agujas fue llevando a sus alumnos por un debate de infinitas aristas en el que plantearse cómo los hombres hemos «enjaulado» el mundo a través de las letras.
«El lenguaje es una creación exclusivamente humana, un sistema de símbolos para explicar el mundo. Si tuviéramos otros conceptos, otras palabras diferentes, tendríamos otra percepción de lo que nos rodea», explica el maestro en esta improvisada clase de lingüística que ha de servir, para luego hablar del arte como el empeño por trasmitir lo inaprehensible.
«Lo real, aquello que existe en el mundo, aquello que intuimos, pero que somos incapaces de trasmitir con el lenguaje, lo que une a todos los seres humanos del mundo independientemente de cómo se expresen, es el terreno del arte. La buena literatura, la que conmueve y nos enciende, juega con las mismas palabras que construyen el mundo para utilizarlas de manera diferente, para acercarnos a lo real», apuntó el profesor.
Frente a él, entre los alumnos, una estudiante de Derecho, una profesora universitaria, un jubilado de Delphi y un profesional de las encuestas. Un ramillete de vidas y plumas unidas por diversas inquietudes -ser mejores lectores, pulir el estilo, aprender a contar lo que se ve- que cada martes y jueves, de la mano de un poeta con visos de filósofo, se empeñan en desentrañar el misterio de la vida, el misterio de las letras. fvila@lavozdigital.es