El dilema del PSOE
La Vanguardia publicaba el domingo un nuevo sondeo del Instituto Noxa, prestigioso por sus certeras previsiones en elecciones anteriores, que mostraba una sensible aproximación del PP al PSOE a pesar de que Zapatero sigue siendo el político más valorado y Rajoy mantiene su tendencia a la baja. Según esta encuesta, que en realidad describe un empate técnico, el partido gubernamental habría experimentado un fuerte retroceso desde julio, probablemente a causa de que la confianza en el líder socialista ha caído 6 puntos desde entonces, en tanto Rajoy habría subido tres puntos. Asimismo, los partidos nacionalistas estarían en baja: CiU y PNV podrían perder hasta dos escaños y ERC, tres. Esta encuesta coincide en sus líneas generales con la publicada ayer por ABC, ésta confeccionada por la empresa DYM, según la cual el PSOE obtendría el 41,2% de los votos frente al 39,3% del PP (un 1,9% de diferencia), y Zapatero aventajaría en un punto a Rajoy en valoración personal. Es curioso reseñar que el político más valorado de la lista sometida por DYM a la opinión de los encuestados es Ruiz-Gallardón, con un 5,7, que gana rotundamente a Zapatero, quien, con un 5,0, queda en segundo lugar.
CÁDIZ Actualizado:El presidente del referido Instituto Noxa, Julián Santamaría, catedrático de Ciencia Política de la UCM, firmaba junto a su encuesta un análisis político en el que mantenía la tesis de que el Gobierno no ha sabido explicarse: existiría a su juicio un llamativo contraste entre «la capacidad que ha desarrollado el Gobierno para hacer muchas cosas sin encajarlas en el marco de un discurso claro y la habilidad de la oposición para articular un discurso claro sin hacer una sola propuesta constructiva». En efecto, el Gobierno habría desarrollado a su entender una labor encomiable: «ha promovido una política económica de saneamiento fiscal y crecimiento sostenido del PIB; ha invertido una buena parte del excedente en políticas sociales de igualdad y extensión de los derechos de ciudadanía, preservando otra para hacer frente a una eventual etapa de vacas flacas; ha reducido al mínimo, primero mediante la negociación y luego mediante el acoso social y policial, la incidencia de ETA en la vida política española; ha recuperado para España el papel que le corresponde en la escena internacional, tras el intento de Aznar de cambiar 200 años de la política española, y ha amparado el proceso de descentralización política propiciado por numerosas autonomías».
Ya se sabe que nuestro régimen político se fundamenta en un texto constitucional que establece un sistema de representación proporcional, en el que lógicamente las minorías desempeñan un papel eminente y fuerzan a las formaciones mayoritarias a conseguir acuerdos y pactos con ellas. Sin embargo, no todas las minorías son iguales ni está escrito cuáles deben merecer mayor consideración y aprecio a la hora de pactar. Y después de la experiencia de esta legislatura, es hora de que el Partido Socialista se pregunte si es razonable y admisible mantener el vínculo con Esquerra Republicana de Cataluña. Vínculo estable en el tripartito catalán, vínculo esporádico y cada vez más infrecuente en Madrid.
Éste, el de las alianzas, es el asunto que debe resolver el PSOE para ganar prestigio, solvencia y credibilidad, para conseguir un discurso claro. Y ello habría de planearse antes de las próximas elecciones, en las que la ciudadanía tendrá ocasión de dictaminar decisivamente sobre estas afinidades.