Diez razones para no derribar la aduana nueva
El 25 de octubre de 1959, fue inaugurada la hoy llamada Aduana nueva. Las deficientes instalaciones compartidas con Diputación y Gobierno Civil en la Vieja Aduana obligaban a trasladarla a un solemne y nuevo edificio. Dentro del Plan de actuaciones para nuevas Aduanas en España ante las destrucciones de estos edificios en la guerra de la Liberación, según palabras de D. Bartolomé Llompart en la crónica del día en La Información del Lunes de aquella fecha, Cádiz supo estar atenta e incorporarse en aquella lista. Hoy cuarenta y ocho años después, casi una vida, un amplio grupo de personas sensibles e interesadas por el patrimonio de esta ciudad pretendemos impedir que, un concurso interno poco cauteloso y una decisión que viene mortificada por un enorme plazo de pugnas políticas, la haga realidad. Porque hay razones para su permanencia y voy a enumerar en nombre de todos al menos diez.
Actualizado: Guardar1.- El patrimonio de una ciudad es su vida y por tanto la valoración de aportaciones materiales de todas las épocas. Frente a los que creen que el edificio de la Aduana pertenece a un recuerdo del franquismo, oponemos el respeto a la toda la historia de la ciudad.
2.- Dentro de su diseño ecléctico (de estilos pasados) el edificio tiene una nobleza, tanto por su emplazamiento y diseño, como réplica en la entrada del puerto a la fachada de la Aduana Vieja (hoy Diputación), enfrentados en escala urbana de recibimiento en el puerto, como por la calidad de su composición y materialidad: mármoles, granitos, calizas, cerrajerías, lámparas, etc...
3.- No es posible pensar en amortizar casi 4.500 m2 útiles, comprando un edificio hoy en Cádiz, para luego tirar esa plusvalía y convertirla en un ridículo jardín. Todos pregonan sostenibilidad, pero nadie la asume. Hay que utilizar la Aduana nueva en las funciones que se precisen del proyecto: hotel, oficinas, viviendas, restaurantes, sedes municipales, etc.
4.- Hoy en Cádiz nadie recuerda la fachada de la estación antigua de tren, o al menos si la recuerda, en su memoria esta la Aduana como fachada principal de este frente urbano. No es lógico decir que el gaditano quiere ver la fachada de la estación, de mucho menor escala urbana, que por otro lado, con la permanencia de la Aduana, puede contemplarse bellamente en el transito de los casi veinticinco metros entre edificios. La Comandancia, la Casa del Mar y la sede de Trabajo, además de tener menor valor arquitectónico, están en sitios más comprometidos
5.- El proyecto de César Pórtela, que es un magnífico arquitecto, peca, por no haber sido acotado previamente por los arquitectos municipales, de grandilocuencia y falta de escala con la ciudad en su contexto urbano. Tanto en la concepción de la nueva y desmesurada estación y hotel, que tapan la visión de la Bahía desde la bajada de las Cuesta de las Calesas, como en sus cortas miras para el diseño del pasillo ferroviario. Derriba el edificio de la Aduana, para pasar un viario que cabe perfectamente, si adecuara la distribución de los nuevos bloques especulativos al frente portuario de Cádiz. El proyecto debe concebirse desde Diputación hasta la glorieta de entronque con la Avenida de las Cortes, no menos, y sin perder el contacto con el frente del mar.
6.- El edificio puede ser rehabilitado, con un presupuesto del doble de su derribo, ya que se encuentra en unas magníficas condiciones. Simplemente: salen las cuentas.
7.- Un buen concepto de proyecto hubiera sido utilizar la planta baja de la Aduana como vestíbulo de entrada en varios niveles, como soporte del paseo arquitectónico por los tres edificios de cada época, ubicando los diferentes usos previos comerciales, hosteleros, etc., como en Atocha en Madrid. Su concepción en el mismo eje parece que lo pide a gritos.
8.- Hay una sensibilidad ciudadana de muchas personas con opinión en Cádiz, nacida desde el mismo momento que se conoció el derribo hace casi tres años y medio, que no ha sido escuchada nunca. No vale decir que el PGOU esta aprobado y que no se han presentado alegaciones, por supuesto que se han presentado, quien diga lo contrario miente descaradamente, lo que ocurre es que en esta ciudad las alegaciones, tienen ninguna o casi ninguna respuesta. Hay muy poca sensibilidad con las opiniones, que prejuiciosamente suponen contrarias.
9.- El tiempo en contra. Por supuesto que respetamos que se haya aprobado por fin entre administraciones y haya habido laudo, claro que hay que terminar cuanto antes las obras. Pero también los ciudadanos llevamos casi cuatro años esperando que se resuelva el tema de la Plaza de Sevilla, y no hemos protestado por esos desencuentros. Por menos de tres meses, que es lo que se va a tardar en arreglar las autorizaciones y papeles correspondientes de propiedad, el estudio de Portela, en menos de un mes, tendría el proyecto de rehabilitación de la Aduana, o en menos tiempo, yo también se lo que se tarda en modificar un proyecto, si hay voluntad. ¿No se ha modificado ya en el camino varias veces?
10.- Hay que ser mas generoso con la ciudad y no creer que un mandato de elección municipal o general donde se ha ganado con mayoría, significa que se puede hacer como autoridad lo que unos pocos crean, sin contar con opiniones en el camino del mandato. No se debe ser tan precario de vista. La opinión del ciudadano debe expresarse libremente y ser respetada verazmente, esa es la grandeza de la democracia. Ganar todos sabemos, pero rectificar y ser generosos, eso, nuestra política en general, no ha demostrado casi ninguna sensibilidad y con ello hacerse mas sabia.
Os convocamos por tanto el mañana, miércoles día 10, a las 20.00 horas en el libre Ateneo de esta ciudad, para compartir esta iniciativa y preparar un manifiesto a favor de este edificio. Hay tiempo más que suficiente para evitar el derribo.
Salud.