El alcalde de Roma invita a la esposa de Berlusconi a unirse a su partido
El aburrimiento y la falta de credibilidad del sistema político italiano han llegado a tal punto que sólo es noticia en el exterior si se mantiene en los estrictos límites de lo cómico, terreno que, por otra parte, domina. Lo solemne es tan poco de fiar que nadie se arriesga a tomarlo en serio. Lo cómico, en este caso, es el rocambolesco guiño que ha hecho el líder emergente de la izquierda, Walter Veltroni, a la mujer de Berlusconi, Verónica Lario, para que se apunte a su nuevo proyecto político. Lo solemne es, precisamente, ese nuevo proyecto político. Se llama Partido Demócrata (PD), fusión de las dos grandes fuerzas del centro-izquierda, DS y Margherita, que nadie sabe cómo acabará. Lario dijo ayer que gracias, pero que no, y se acabó la historia. El PD, por su parte, arranca este domingo, con unas primarias para elegir a su líder, una pantomima con rivales de cartón ideada para que salga Veltroni, actual alcalde de Roma.
Actualizado: GuardarLa tontería de Veltroni, dado que Verónica Lario no es nadie, salvo una ex actriz, mujer de un ex primer ministro, fue expresada en estos términos el jueves: «Me gustaría un país donde se crucen las ideas, creo que sería bonito que Verónica Berlusconi pudiera aportar algo. Tiene dos características raras: es 'open minded', curiosa y tiene una gran autonomía intelectual». El mayor instante de gloria fílmica de Lario es una película gore de Darío Argento (Tenebre, 1982) donde le cortan una mano. Luego se hizo famosa por su relación con Berlusconi, hasta que se casaron en 1990. Como primera dama su perfil ha sido de total discreción y casi nunca se dejó ver con su marido, no se sabe si por carácter o escrúpulos.
En cualquier caso su relación era ya muy fría, hasta protagonizar el pasado enero un sonrojante culebrón. Lario escribió una carta pública en la prensa, «como esposa ofendida», para reprochar a Berlusconi una noche de coqueteos con azafatas en una gala en la que dijo más chorradas y piropos de los habituales.
'Il Cavaliere'
Es en este escenario donde Veltroni ha probado una jugada inesperada y marcarse un punto de hombre nuevo, sin rencor ni prejuicios políticos, empeñado en superar la demonización de Berlusconi. Lo más gracioso es que fue el propio Il Cavaliere, en su línea, quien respondió primero, en nombre de su cónyuge, para declinar la invitación: «Es un placer tanta estima hacia mi mujer, pero quien la conoce sabe que es una persona reservada».