Adiós, verano, de Pedro Romero
El verano se ha despedido en Cádiz con lluvia y aparato eléctricos hasta tornado, que han vestido el cielo de gris y de fenómenos atmosféricos. Desde mayo hasta septiembre el tiempo ha sido inestable predominando el viento de poniente y las escasas intervenciones del loco levante, que como siempre, nos saca de quicio y nos pone un poco fuera de órbita.
Actualizado:Con la llegada del otoño los gaditanos disfrutamos de un clima templado mucho más fresquito y la vida se disfruta con más placidez y tranquilidad, las depresiones y los estrés se suavizan y todos respiramos mejor a pesar de los humos de los coches que cada día hay más. La polución ambiental en otoño baja bastante y los vientos de noviembre y diciembre limpian los aires de impurezas y de deshechos nocivos para la salud.
La ciudad decae en su actividad frenética y llegada la diez de la noche las calles se convierten en solitarias y alargadas. Septiembre es el mes elegido por el mundo del carnaval para comenzar sus ensayos que le merma gente a las calles. Al mismo tiempo que capillitas y cofrades se aglutinan en sus respectivos quehaceres dejando las calles desiertas y mudas.
Las mañanas brillantes de otoño son placenteras e invitan a dar una vueltecita sin prisa y sin rumbo fijo por el casco antiguo percibiendo los olores y sabores de la naturaleza y del mundo que nos rodea. Sentarse en un café y contemplar la gente pasar y cruzar, es todo un regalo para la vista y los sentidos, se paladea el Cádiz otoñal y señorial con más sensibilidad y regusto y todo más agradable y apetecible. Por derecho propio; también somos ciudad de otoño.