CRÍTICA DE TV

'Semeses'

Iba la otra noche Ernesto Neira a Dónde estás corazón, en Antena 3, para mostrarnos algo que ya hemos visto en los documentales de La 2: hay especies oportunistas con hábitos parasitarios que acaban siendo parasitadas a su vez, lo cual las hace sufrir mucho. La comparecencia no aportó más que eso. Pero en tales situaciones hay un procedimiento que nunca falla: quitar el volumen de la tele y concentrarse en la lectura de los sms que los espectadores mandan al programa.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Confieso mi debilidad por los mensajes sms, esos que la gente llama semeses y que con tanta prodigalidad abarrotan los programas rosiamarillos. Es como bajar a la plaza, acercarse a la multitud y aplicar el oído no sobre lo que la gente dice, sino sobre lo que la gente piensa (si es que el verbo pensar puede emplearse sin riesgos en este contexto). Una parte importante de los semeses, desde luego, se dirige a despellejar al invitado de turno, lo cual es bastante desagradable.

Pese a todo, hay algunos que merecen cita, ya sea por el léxico, como ese que llamaba a Neira so gandul, o ya por el gracejo del agresor, sea involuntario o deliberado. Entre estos últimos, me quedé con dos. El primero proclamaba: «Ernesto, yo te creo, pero soy el único en España». El otro decía: «Ernesto es un gran tío y un gran padre y un cachondo», y en efecto, hay que ser muy cachondo para lograr ser tío y padre a la vez. Pero los semeses más notables son los de la gente que aprovecha la herramienta para enviarse mensajes particulares.

En ocasiones el remitente parece muy interesado en hacer pública su identidad. Por ejemplo, Paula Granell, «de Alzira», bonita localidad valenciana que ha dado campeones en el motociclismo y halterofilia. Paula no es famosa por ninguna de estas disciplinas, pero en el semese ha encontrado una forma alternativa de darse a conocer. Otras veces leemos alegres saludos institucionales, como esa señora que cerraba de este modo: «Saludos al cura nuevo de Lora». Todos ignorábamos que la linajuda localidad sevillana de Lora del Río hubiera estrenado párroco, pero ahora, gracias a la indiscreta dama, ya sabemos que el sacerdote, eventual espectador de Dónde estás corazón, tiene por delante un amplio campo misionero con sus feligreses.

El más intrigante era un semese que venía a decir así: «Fulanito, vas a ser abuelo. Nuestra hija nos va a dar una nietita». O sea que una señora le comunica a su marido la maternidad de la hija de ambos a través de un programa del corazón. Veamos: ¿Dónde está el flamante abuelo? ¿Qué hace viendo Dónde estás corazón, en vez de estar con su mujer e hija (y nieta)? La gente, en España, lleva una vida rarísima.