LUCES Y SOMBRAS

Bravo por la música

El pasado día 2 de octubre este periódico informa a sus lectores que los padres de alumnos del conservatorio reclaman un centro superior de música donde puedan continuar sus estudios .Los padres consideran que la educación musical es cara y más aún cuando sus hijos se encuentran obligados a desplazarse fuera de la provincia para acceder a un ciclo superior.

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La noticia en si misma puede considerarse como una más de las muchas que se dan en el día. Es evidente que refleja un determinado grado de insatisfacción que se viene arrastrando desde hace años por lo que respecta a la enseñanza de la música en Cádiz ,pero también encierra un dato alentador: un sector de la población, todavía pequeño , que aumenta años tras años ,es sensible a la música, quiere que sus hijos disfruten de una educación más completa donde la música ocupe el espacio que se merece en una sociedad avanzada y civilizada.

Los problemas del conservatorio vienen de antiguo. Hacenada menos que veintiocho años -cómo pasa el tiempo- el conservatorio se ve forzado a suspender su actividad porque el Ayuntamiento no le transfirió, seguramente por problemas de tesorería, la cantidad de quinientas mil pesetas presupuestadas para contribuir a su funcionamiento.

Otras instituciones, con más capacidad económica, sí cumplieron sus compromisos con el centro. Esta situación, que coincide con la convocatoria de las primeras elecciones municipales de la democracia, es aprovechada por una emisora local para organizar un debate entre los cabezas de listas de los partidos que se presentan a las elecciones con objeto de analizar la problemática que afecta a la institución. Como es fácil imaginar, todos los candidatos se comprometen a solucionar el problema económico del conservatorio si ganan las elecciones. Y así fue, tan pronto se constituyó en 1979 el primer ayuntamiento democrático, el gobierno municipal le transfirió el dinero presupuestado a tal fin y el conservatorio pudo reanudar sus actividades.

Pasan algunos años y el local que ocupa el conservatorio, ubicado entonces en una dependencia de la Escuela de Bellas Artes situada en el callejón del Tinte, es claramente insuficiente para responder a una demanda creciente de matriculaciones. El Ayuntamiento, una vez más, saca las castañas del fuego a la Administración competente, y a pesar de sus escasos recursos compra el palacio de Recaño (torre Tavira,) que es cedido para que se pueda impartir dignamente las enseñanzas, ya regladas, de música y danza en Cádiz.

Hoy, con una población sensiblemente inferior a la de aquellos años, la ciudad tiene necesidad de contar con un nuevo conservatorio porque, paradójicamente, y también es un dato esperanzador, el número de gaditanos que quieren aprender música es cada vez mayor. La Junta debería tenerlo en cuenta y atender sus viejas aspiraciones.