La uva que llega a la mesa
Torremesa, la única empresa de la provincia que cultiva viñas para el consumo del fruto, factura al año dos millones de euros con la venta ya envasada de su producción
Actualizado: GuardarEl paisaje agrícola de la provincia está marcado por las muchas hectáreas de viñas plantadas para vinificarlas y producir el famoso jerez. Pero en la zona costera entre Sanlúcar y Chipiona hay más uva que la palomino, sobre todo gracias a los esfuerzos de la única empresa de Cádiz que se dedica desde la década de los 90 a la producción, envasado y exportación de uva de mesa.
Torremesa, integrada en el entramado empresarial Grupo Torrebreva -con una división dedicada a los productos hortofrutícolas además de la exclusiva de uva de mesa-, posee en la carretera Munive una explotación de 65 hectáreas en plena producción, además de otras ocho cuyas cepas están en proceso de maduración y otra veintena preparada para comenzar el ciclo y que son básicas para la diversificación de varietales. Como explica el gerente de la empresa Javier Jiménez, «actualmente cultivamos muchos tipos de fruto distintos, que se dividen en dos clases, con semillas y sin ellas, y entre las que hay blancas, rojas y negras». El proceso de reconversión de las tierras y las varietales es continuo porque «el gusto de los consumidores va cambiando, y tenemos que adaptarnos a sus exigencias y buscar cepas que aporten una diferenciación. Hoy en día, por ejemplo, cada vez piden más las uvas sin semillas».
Por esa renovación constante, y porque es el de la uva de mesa es un cultivo con un alto componente de tecnificación, «para sacar adelante nuestras campañas -que Torremesa finaliza con la cosecha a finales de agosto- precisamos muchas inversiones y una mano de obra muy cualificada a la que hay que formar -pese a que hay muchas similitudes entre este cultivo y el de uva para vinificar-», explica el gerente. Y es que el cultivo de uva de mesa es muy difícil, sobre todo como lo hace esta empresa: bajo plástico y con estructura de parrales.
Pero el principal valor de esta empresa no radica sólo en que es única en la provincia, sino también en que da un paso más allá de la producción y también transforma y envasa la uva. Y lo hace con dos métodos distintos y siempre con el objetivo de mantener la máxima calidad. Uno de ellos es el envasado directamente en el campo, con cuadrillas de trabajadores -la empresa cuenta con una plantilla fija de unas 20 personas y en campaña llega a los 200- que trabajan al mismo ritmo que los cosechadores. «De esta forma evitamos que la uva sufra al transportarla y manipularla», dice Jiménez. Pero para el gran consumo también se trabaja en distintas instalaciones hortofrutícolas -que alquilan en la zona- para envasar en frío. Así, la uva llega a la planta, se preenfría, se envasa y vuelve a meterse en frío para interrumpir la maduración y proceder a su traslado.
Para la empresa Torremesa, el negocio no para de crecer, y al año producen entre 1,2 y 1,5 millones de kilos de uva, el 70% de los cuales se exporta a mercados extranjeros. Cuentan además con algunas ventajas competitivas, como el hecho de que en esta zona las cosechas sean tempranas y les permitan a nutrir a los mercados cuando otras zonas productores y otros países no tienen producción. Y la calidad es excelente. No podía ser menos en unas tierras que se adaptan perfectamente al cultivo de la viña. Eso sí, cuentan con el peligro del Levante, que puede dañar a una uva que debe llegar a la mesa con muy buena presencia.
Hoy por hoy, el objetivo es seguir creciendo, «pero de forma mesurada, sin demasiados niveles de riesgo», según explicó el gerente. Pese a la prudencia, Jiménez prevé que en un par de años «podremos construir y rentabilizar unas instalaciones propias para el envasado». Sin duda, los alrededor de dos millones de euros anuales de facturación de Torremesa suponen un buen aval de cara al futuro.
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