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Bush admite que existen cárceles secretas, pero niega las torturas

No hizo falta preguntarle. George W. Bush quería hablar de las cárceles secretas de la CIA que estos días han resucitado en las portadas de los periódicos, pero no precisamente para negar su existencia, sólo para rechazar que en ellas se torture.

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«Cuando encontramos a alguien que puede tener información relacionada con un ataque potencial contra Estados Unidos, pueden apostar a que vamos a detenerle, y pueden apostar a que vamos a interrogarle», admitió espontáneamente tras unas declaraciones sobre la economía.

«El pueblo americano espera que obtengamos esa información sobre la que podamos actuar para protegerles. Ese es nuestro trabajo», espetó.

La víspera, el diario The New York Times había publicado que las cárceles secretas de la CIA aún sobreviven en ultramar, pese a que desde que Bush admitiese públicamente su existencia el año pasado se suponía que habían sido cerradas tras el traslado de los catorce presos que en ellas se encontraban a la base naval de Guantánamo.

Al Queda

La agencia Reuters corroboró ayer esta información con fuentes del Gobierno, que emplazan al menos a un miembro de Al Qaeda en uno de estos «agujeros negros» a los que se refería el rotativo neoyorquino. Otro alto funcionario antiterrorista dijo a Reuters que el líder de Al Qaeda Abd al Baqi fue detenido en Turquía en mayo y entregado a Washington, lo que confirmaría y ampliaría la colaboración de países europeos con el Gobierno americano en estas prácticas que violan los derechos humanos.

Un detalle éste con el que Bush no está de acuerdo. Según él, «este Gobierno no tortura a la gente», dijo ayer. «Nos ceñimos a la ley de Estados Unidos y a las obligaciones internacionales». No es eso lo que se desprendía de los memorandums, a los que ha tenido acceso The New York Times, y que el Senado reclama sin éxito.