Antonio El Pipa Esencia de un gitano puro
Que más se te puede decir, Antonio. Tu figura, tu arte, tu flamenco, tu hondura...Medio planeta ha descubierto ya lo que se siente cuando amaneces en un escenario, cuando derramas tus brazos en el aire. Después de disfrutar de El Pipa sobre un tablao, ya puede ser en Jerez que en Londres o en Nueva York, la pregunta que brota es «y ahora ¿qué?». Qué más se te puede pedir, Antonio. El bailaor y coreógrafo jerezano, nacido en el seno de una de las grandes familias de artistas del barrio de Santiago, se ha convertido por méritos propios -«nadie me ha regalado nunca nada»- en el dueño y señor del escenario, y ha rescatado el baile flamenco, el de verdad, el de la esencia, lo ha rescatado de los fuegos de artificio que llenan los teatros al más puro estilo Hollywood. Y claro, la calle Nueva está tan lejos de Sunset Boulevard, que alguien tenía que expresarlo alto y claro. Y ha sido él , el artista al que la crítica ha nombrado heredero de inmortales como Antonio Gades o Mario Maya, el torero del que se ha dicho que cuando baila convoca a todos los ángeles y a todos los demonios, él ha sido el encargado de mostrarnos la verdad de la danza flamenca.
Actualizado:Con su penúltimo espectáculo De tablao puso en pie a propios y extraños, conmovió auditorios por todo el mundo, y dejó el listón a la altura de su grandeza humana y artística. Pero ha vuelto con fuerza. Lo ha hecho con Puertas Adentro, y otra vez lo ha bordado. Los genios son así. El Pipa estrenó su nuevo montaje artístico en Málaga el pasado mes de septiembre, y todavía hay algunos en la Costa del Sol que no han cerrado la boca. El espectáculo, más intimista que el anterior, recalará por estos lares en el Festival de Jerez. Hasta entonces iremos escuchando el eco de los aplausos que vayan recogiendo Antonio y toda su compañía por las tablas y escenarios del mundo. Jerez le espera y él lo sabe. Será en el Villamarta cuando esta cuna del flamenco vuelva a ser mecida con el compás único que sólo puede dar la esencia de un gitano puro. Viva tú, Antonio.