Protestas contra aplausos
El coche en el que viajaba el presidente andaluz, Manuel Chaves, llegó poco después de las 13.00 horas a las puertas del Cabildo Viejo y fue el pistoletazo de salida para que todo se pusiera en funcionamiento. No sólo los agentes de seguridad que vigilaban las vallas que cercaban la plaza de la Asunción, sino también los periodistas que aguardaban en la puerta, y los mismos protestantes que se habían congregado en la zona para expresar su rechazo ante los despedidos en la GMU.
Actualizado: GuardarEl silencio de apenas unos minutos antes se tornó en pitos, gritos de «Readmisión ya» y ruidos ensordecedores de un megáfono. Todo eso portando una pancarta en la que se podía leer bien claro «Jerez ciudad del paro. Culpable Pilar Sánchez» que poco antes se había podido ver cerca de la Catedral. También se escucharon algunos aplausos que trataron de tapar la protesta. Pero no había demasiado público ayer.
Ni Manuel Chaves ni Pilar Sánchez mudaron el gesto cuando se saludaron con un beso en la calle, y sin más demora accedieron al Ayuntamiento seguidos de los concejales, el delegado del Gobierno, José Antonio Gómez Periñán, o el portavoz de la Junta, Enrique Cervera. Después, llegó la reunión de trabajo en el despacho de la primera edil, la comparecencia ante los medios y ya al filo de las 14.00 el brindis en el Salón Noble.