La familia de sangre letrada
Felipe Luis Meléndez pertenece a la cuarta generación de abogados Meléndez, su hijo, que estudia Derecho, podría ser el quinto de la saga
Actualizado: GuardarEl cuarto de los Meléndez, doctorado en Derecho Penal, no oculta su pasión por la carrera: «Me atrae muchísimo el ejercicio. El abogado real tiene que ser vocacional porque es una profesión que tiene muchas ventajas e inconvenientes. Existe mucha tensión y los problemas se los lleva uno a casa. Con 14 años empecé a ir al despacho con mi padre, le ayudaba a hacer escritos a máquina y le acompañaba a hacer algunas gestiones», recuerda mientras observa el cuadro de José Antonio Meléndez (su padre) en la pared.
Adentrarse en la psicología
Felipe Luis confiesa que se vinculó con la rama Penal porque es «el Derecho más humano y el que trabaja sobre la libertad de las personas». Y agrega: «Me gusta el trato con las personas, vincularme con el cliente porque te implicas con él a tope, tanto que las derrotas de los asuntos son muy dolorosas».
A lo largo de su dilatada trayectoria Meléndez ha seguido «asesinatos muy cruentos» que le han dejado marcado. «Recuerdo un caso en el que dos jóvenes mataron a un amigo aplastándole el cráneo con una piedra sobre un bordillo sin tener motivo alguno. Cuando tienes que defender a estas personas y hablas con ellas te das cuenta de lo complicada que es la condición humana y de que cualquiera puede matar porque la mente es muy frágil. Lo más difícil es que tu honestidad profesional no te permite contar detalles de tus clientes ni tan siquiera a tu mujer. Te conviertes en una especie de baúl para siempre, con la presión y estrés que eso conlleva».
La clave para despejar la mente es «hacer deporte», advierte este letrado.
jmvillasante@lavozdigital.es