LA GLORIETA

Los mayores de la casa

El lunes se celebró el Día Internacional de los Mayores. Todas las ciudades organizaron actos en torno a ellos, las empresas encargadas de hacer estadísticas publicaron datos y más datos sobre la necesidad de servicios para esa franja de edad, el número de personas mayores que pueblan las provincias y algunos, incluso, premiaron a las buenas personas que se dedican a cuidarlos. Pero, ¿dónde estaban los protagonistas? Apenas se vieron sus caras, cómo viven, en qué condiciones, cuántos están abandonados hasta el punto de morir solos, cómo sobreviven con pensiones de risa, cómo algunos son maltratados por parientes o cuidadores, o simplemente aquellos que siguen disfrutando de la vida a pesar de haberla vivido casi toda.

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El problema de este tipo de días conmemorativos es que siempre nos olvidamos de los verdaderos protagonistas y terminamos centrándonos en lo que asociaciones, instituciones y expertos opinan, pero ni siquiera ese día utilizamos las orejas de escuchar para saber qué necesitan. Algo extrapolable al Día del Trabajador, el de la mujer, el de los niños... Pero en el caso de los ancianos aún tiene más delito.

La sociedad siempre se ha preocupado más por los problemas que atañen a los que tenemos menos de 65 años, pero qué pasa con los que los superan, con nuestros abuelos, padres, tíos... Ellos han formado parte de los que nosotros disfrutamos hoy en día, algunos han ayudado a convertir este mundo en un poco mejor; otros, en aún peor, pero nos olvidamos de ellos, porque pasan a convertirse en estorbos y molestias, y no en seres humanos llenos de vivencias y experiencia. Pero sepan, que nadie se libra, y que antes o después tendremos canas y muchas, muchas batallitas que contar.