La Junta birmana aumenta la represión tras la marcha del enviado de la ONU
El Ejército lleva a cabo una nueva oleada de arrestos nocturnos para atemorizar a la población y frenar nuevas protestas
Actualizado: GuardarCon el fin de frenar nuevas protestas como las que sacudieron la semana pasada a las principales ciudades birmanas, las más graves de los últimos 20 años al congregar a más de 300.000 personas, el Ejército llevó a cabo otra oleada de detenciones en plena noche. Según testigos presenciales citados por la disidencia, los soldados registraron numerosas casas cercanas a la pagoda sagrada de Shwedagon, epicentro de las protestas dirigidas por los monjes budistas, y se llevaron a muchos de sus moradores.
Al menos ocho camiones repletos de prisioneros fueron vistos al salir del centro de Yangón (antes Rangún) en dirección a alguno de los cuatro centros de detención de la antigua capital. Tal y como informaba ayer la edición digital de la revista de disidentes 'The Irrawaddy', en uno de ellos seguían aún 2.000 de los 6.000 detenidos durante las manifestaciones, entre los que destacaban 80 monjes, 135 mujeres y religiosas y 50 novicios con edades entre los 5 y los 10 años.
Detención
Entre las personas arrestadas ayer figura una empleada de la representación de la ONU, de 38 años, y cuya identidad no fue revelada para no entorpecer las negociaciones con las autoridades militares para lograr su liberación, indicaron fuentes del organismo internacional. Junto a ella, fueron detenidos su marido y los dos hijos de la pareja.
Además, vehículos militares provistos de altavoces recorrían las calles de Yangón anunciando a la población un estremecedor mensaje: «Tenemos fotografías. Vamos a practicar más detenciones». Sin duda, un buen ejemplo de las tácticas de guerra psicológica que tanto le gusta al 'hombre fuerte" de la Junta Militar, el general Than Shwe.
Al tiempo que se producían nuevos arrestos, otros detenidos eran puestos en libertad tras haber sido interrogados. Es el caso de 80 monjes y 140 mujeres, cuyos parientes explicaron que los apresados en las protestas eran clasificados en cuatro categorías: los que simplemente pasaban por allí, los que miraban, los que aplaudían y los que se unían a las manifestaciones.