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Una dosis mortal por 60 euros

La inyección intravenosa con una mezcla letal de barbitúricos, un agente paralizador y el golpe del clorídrico potásico, que provoca un paro cardiaco inmediato, acaba con la vida de un preso por la módica cantidad de 60 euros, aunque el precio varía de un estado a otro. Por supuesto, a dicha cantidad habría que añadir los costes de la presencia de un médico y una enfermera que se encargan de supervisar el proceso. La cifra suele estar incluida dentro del presupuesto de la prisión, puesto que suelen ser parte del personal sanitario del centro penitenciario.

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Además hay que añadir el coste del proceso legal que condena a un preso a muerte, normalmente un 48% más caro que una cadena perpetua. Pare hacerse una idea, la sentencia capital puede costar 330.000 euros, mientras que un homicidio en primer grado sin la sombra de la pena capital no llega a los 50.000 euros.