Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
CORDIALIDAD. El presidente norcoreano, Kim Jong-Il, y su homólogo del Sur, Roh Moo-Hyun, se dirigen a ofrecer una rueda de prensa. / AP
MUNDO

Corea del Norte apuntala su reapertura para contar con la ayuda internacional

El régimen comunista se compromete a desactivar la pieza clave de su programa nuclear a final de año

PABLO M. DÍEZ
Actualizado:

Dicha fecha marca la hoja de ruta para llevar a la práctica el acuerdo alcanzado el 14 de febrero en las conversaciones a seis bandas que tienen lugar en Pekín, y que incluyen a las dos Coreas, Estados Unidos, China, Rusia y Japón. Desde 2003, tales negociaciones persiguen desactivar la amenaza atómica de Pyongyang, que hace ahora un año asustó a todo el planeta al realizar su primer ensayo nuclear.

A cambio de renunciar a su programa de elaboración de plutonio, el régimen dirigido por Kim Jong-Il obtendrá reconocimiento diplomático, ayuda humanitaria y un millón de toneladas de combustible, de las cuales ya ha recibido tres envíos de 50.000 cada uno.

Tras el compromiso subyace la voluntad de Corea del Norte, el país más hermético y aislado del mundo, de normalizar sus relaciones con la comunidad internacional, especialmente con Estados Unidos y con su vecino del Sur. Buena prueba de ello es la reunión que celebran en Pyongyang el caudillo de esta pobre nación asiática con el presidente surcoreano, Roh Moo-Hyun.

Este histórico encuentro, similar al que mantuvieron el 14 de junio de 2000 Kim Jong-Il y el entonces presidente de Corea del Sur, Kim Dae-Jung, concluirá hoy con una declaración en la que ambos países expresarán su «firme compromiso con la paz».

No en vano, ambas naciones permanecen técnicamente enfrentadas porque sólo un armisticio, y no un tratado de paz, puso fin a la Guerra de Corea (1950-53). «Para acabar con el muro de desconfianza» mutua y «superar esta barrera invisible», Kim Jong-Il y Roh Moo-Hyun se reunieron ayer en una jornada en la que dejaron clara su intención de sellar una paz definitiva, pero en la que también afloraron sus enormes diferencias.