Un agricultor muestra el estado de la cebada a causa de la sequía. / EFE
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Lo mejor es prevenir

Jerez Actualizado: Guardar
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Hace unos años la provincia sufrió unas tremendas heladas que atacaron a todos los cultivos, y cuyos daños se agravaron unos meses después por la pertinaz sequía que asoló el campo gaditano y que hizo que miles de agricultores se echaran las manos a la cabeza.

Las consecuencias de tantas inclemencias meteorológicas fueron muy difíciles de paliar, e incluso aún hoy se arrastran en las rentas de los agricultores, sobre todo porque pocos de los productores y ganaderos afectados habían contratado seguros a los que poder reclamar indemnizaciones por todas las pérdidas. Más aún, todos esos profesionales que perdieron cosechas ni siquiera pudieron beneficiarse de las líneas especiales de ayudas que abrió la Junta, ya que se exigía que los titulares de las explotaciones tuvieran suscritos seguros.

Fue simplemente la última vez en la que se puso de relieve la poca tradición que existe en el sector agrario de contratar pólizas, algo que la organización Asaja Cádiz ya constataba por aquel entonces.

Sin embargo, las malas experiencias, así como la labor de concienciación e información llevada a cabo por la patronal agraria y por las administraciones, han dado un vuelco a la situación y, paso a paso, son cada vez más los agricultores y ganaderos que demandan un seguro para vivir más tranquilos y no tener que estar en permanente tensión y mirando al cielo.

Eso sí, desde Asaja demandan que las compañías aseguradoras cumplan sus compromisos, y que del mismo modo que una póliza de sequía antes sólo la contrataban unos 40 agricultores y ahora son 4.000, a la hora de realizar los pagos no haya problemas, ni trampas, ni cartón.

En cuanto a cuál es el mejor seguro para una explotación, la responsable de este tema en Asaja, Ana Zaya, afirma que «el agricultor sólo tiene que venir a informarse, darnos detalles de su finca y de sus cultivos, y así le recomendamos que contrate una línea específica para su caso y que se ajuste a sus necesidades».

En general, hay cinco tipos de seguros que son los más demandados, según el cultivo y el riesgo que cubra. El más extendido en Cádiz es el integral de cereales, que cubre pérdidas de producción, sequías y heladas, y se contrata en el último trimestre del año.

Zaya también recalca la importancia de los seguros de primavera, para los daños típicos de esa época y que cubren heladas, pedriscos, inundaciones o incendios. La variedad de estas pólizas es enorme, ya que hay hasta 57 líneas distintas según el tipo de cultivo. Los más importantes son el de cereal de invierno, el de paja, el de algodón o el de cítricos.

También está lo que se califica como seguro de rendimiento, una línea que está entre las preferidas este año en la provincia y que se centra en los daños en cultivos herbáceos extensivos (cereal, colza, girasol y leguminosa en grano). «Es como un seguro integral que agrupa a estos cuatro cultivos cuando hay falta de producción», afirma la experta de la patronal agraria.

En caso de incendios, lo mejor es contar con los seguros forestales que pueden ser en suelos agrícolas o en Alcornocales, y que sirven para costear gastos de reforestación, de regeneración de la masa forestal y también de lluvia e inundaciones. La contratación de ambas líneas terminan el 31 de mayo, casi cuando comienza la temporada de incendios.

Otro seguro recomendable es el de ganado, los llamados pecuarios. Son importantes porque «si muere un animal en una finca hay un servicio de recogida y así se cumplen las estrictas medidas sanitarias que se exigen hoy a las explotaciones», según Zaya.