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Las flores del nuevo siglo

ESTHER VILA | JEREZ
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Chipiona sigue siendo una ciudad en flor, a pesar de la dura competencia que ejercen las multinacionales internacionales y nuevos países emergentes en el sector, especialmente del norte de África. Aún así, los productores de la Costa Noroeste siguen apostando fuerte por este cultivo y trabajando por el crecimiento de este negocio, mediante una particular mezcla de tradición y modernidad.

Buen ejemplo de ello es la explotación Olivarflor SLU (Sociedad Limitada Unipersonal), cuyo administrador único es Cayetano González Sanjosé. Este joven agricultor cuenta con el inestimable apoyo de su familia para sacar adelante el trabajo, y también ha conseguido granjearse, no sin esfuerzo, el apoyo de la Junta de Andalucía cuando decidió introducir las últimas tecnologías en el cultivo de la flor.

Cayetano González recuerda que fue hace más de una década cuando decidió embarcarse en la aventura de «relevar a mi padre» al frente del negocio y dejar las hortalizas para aprovechar al máximo el «boom de las flores en Chipiona». Desde un primer momento, este agricultor reconoce que apostó por la innovación y, de hecho, «fui el primero en apostar por el cultivo de helecho y también eucalipto, y entonces mucha gente en el pueblo se reía de mí».

Tras ese primer intento, el responsable de Olivarflor SLU decidió embarcarse de lleno en la producción de flores, pero «como el clavel y la clavellina estaban masificadas, decidí que nos especializáramos en el cultivo de gerbera, rosa y crisantemo».

Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que en un enclave como Chipiona «no podíamos competir ni en capital invertido ni en superficie de cultivo», González consideró que la mejor manera de marcar la diferencia era implementar la producción y su calidad aplicando los avances técnicos más punteros en este ámbito. Entonces llegaron los primeros viajes a Holanda, una de las primeras potencias mundiales en el cultivo de flores y donde «nos llevan de 50 a 100 años de ventaja en esto».

En la tierra de los tulipanes, este emprendedor observó y aprendió cómo rentabilizar al máximo la producción y comercialización de flores empleando las nuevas tecnologías, y se empeñó en investigar cómo aplicar esos avances al terreno y la climatología propios de este rincón del sur de Europa, y a una explotación de unos 12.000 metros cuadrados.

El primer resultado fue la instalación en sus tierras de invernaderos de cristal, y más recientemente «sustituimos los generadores de aire por calderas de agua caliente mediante gas natural para obtener la calefacción», explica el empresario. Durante todo este recorrido, Cayetano González insistió en recabar el apoyo a la Administración autonómica, solicitando ayudas «para las pantallas y para la calefacción» a distintos programas de la Consejería de Agricultura, desde subvenciones a jóvenes agricultores hasta líneas de ayudas para la ejecución de planes de mejoras en el campo.

Esta apuesta por la modernización se traduce en que Olivarflor SLU «tiene clientes en toda España, cubriendo toda Andalucía y llegando hasta Galicia o Navarra, y también en el extranjero, especialmente en Portugal».

Ahora, los proyectos de Cayetano González pasan por «seguir trabajando con mi familia en la explotación» y «modernizarnos todo lo que podamos». Su intención es conseguir nuevas ayudas para «ampliar las pantallas y la calefacción», aunque advierte que en el futuro tendrán que plantearse mejoras en «la red de transporte», cuya presteza resulta básica en la venta de flores frescas.