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SENTENCIA. Miriam Alonso, a su salida de la Audiencia. / C. BARROSO
ESPAÑA

Condenan a 11 años de reclusión en un psiquiátrico al hombre que empujó a una joven al metro

El tribunal considera probado que el agresor sufre «esquizofrenia paranoide», por lo que ha aplicado la eximente de enajenación mental

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La sala aplica de manera «completa» la eximente de «anomalía psíquica o enajenación mental» porque considera probado que Ramos sufre «una esquizofrenia paranoide», acompañada en los últimos tiempos por «delirios en los que imagina que es el hijo de Dios» y que «debe unir a Dios con el mundo cometiendo un grave pecado, como sería matar a un ser humano» y a así «salvar el mundo y salvarse él».

«Ideas delirantes»

La sentencia se hace eco de los informes psiquiátricos en los que lo especialistas concluyeron que el episodio del metro fue fruto de las «ideas delirantes» del agresor. La sala insiste en que el agresor «no tenía noción de ser un enfermo y de necesitar ayuda».

La Audiencia ordena que Ramos permanezca un mínimo de once años en el psiquiátrico de la cárcel alicantina de Fontcalent, en la que está interno, y que no abandone el penal sin autorización del tribunal. Los jueces destacan que el acusado debe estar bajo vigilancia habida cuenta de la «peligrosidad demostrada por el enfermo», el «riesgo de repetición de actos similares» y la «necesidad de un tratamiento prolongado».

La sentencia conocida ayer condena al demente a pagar medio millón de euros como indemnización a Miriam Alonso, y otros 150.000 euros a sus padres por los daños morales. Asimismo, Ramos deberá hacerse cargo de los gastos derivados de las futuras intervenciones quirúrgicas de su víctima. La sala no considera responsables subsidiarios civiles a los padres del esquizofrénico, tal y como reclamaba la acusación particular.

Olga López, abogada de Alonso, anunció ayer que recurrirá el fallo por considerar insuficiente los once años de internamiento. La letrada había solicitado 20 años, mientras que la Fiscalía había pedido 15. Miriam Alonso, tras conocer la sentencia, aseguró sentirse «bastante mal» porque, dijo, «en España no hay justicia». «Tratan peor a los que no hemos hecho nada que a los culpables», se quejó.