TRÁGICO. Momento en el que se produce el levantamiento del cadáver del piloto. / ROMÁN RÍOS
Ciudadanos

Fallece en Conil el piloto de un ultraligero al chocar contra unos cables de alta tensión

La víctima era de nacionalidad austriaca e instructor de vuelo con decenas de horas de experiencia en el aire Varias viviendas se quedaron sin suministro eléctrico

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Según apuntaron fuentes de la Guardia Civil y testigos del suceso antes de que llegaran responsables de Aviación Civil para certificar con detalle lo ocurrido, al parecer el piloto pudo despistarse en una maniobra de acercamiento al aterrizaje cuando volaba con su aparato a muy baja altura, perdiendo de vista el cableado eléctrico con el que impactó y que quedó destrozado por completo. Terminó cayendo en medio de una parcela en construcción.

Hasta el lugar de los hechos se desplazaron miembros de los equipos de emergencias, Protección Civil de Conil, Guardia Civil y una forense, que finalmente procedió al levantamiento del cadáver de este monitor de vuelo, que contaba con más de 180 horas de experiencia a sus espaldas, y que había despegado horas antes del aeródromo de Medina Sidonia.

Seis horas de autonomía

Se da la circunstancia de que este tipo de aparatos ultraligeros como el que utilizaba ayer el fallecido son capaces de ofrecer enormes posibilidades para un vuelo recreativo y amateur. Con unos 100 CV de potencia y una velocidad máxima de 230 kilómetros por hora, unidades como el de la marca Magnigiro de este piloto austriaco pueden llegar a contar hasta con 6 horas de autonomía de vuelo y son capaces de transportar a dos personas, lo que los hacen enormemente útiles para la enseñanza práctica en vuelo real.

Para su uso tan sólo es necesario contar con un título de piloto de ultraligero obtenido previamente y en el mercado del sector es posible encontrar unidades con un precio que puede alcanzar los 42.000 euros.

Según algunos pilotos y usuarios habituales de estos aparatos, este tipo de ultraligeros son «de lo más seguro que hay ahora mismo en el aire», y por ello son muy recomendables para que pilotos expertos recorran zonas de la geografía gaditana en vuelos a baja altura, dado que no son demasiado sensibles a las corrientes variables de viento.

Otros datos significativos de lo que son capaces de ofrecer este tipo de aeronaves son que pueden despegar en «una superficie ligeramente plana y de apenas unos 60 metros de longitud», e incluso que pueden aterrizar en un trozo de terreno «no superior a los 15 metros lineales».

Se calcula que en la provincia puede haber censados más de una treintena de este tipo de aparatos, que atraen cada día más a aficionados a los deportes de riesgo.

chiclana@lavozdigital.es