MUNDO

Brown abre la campaña electoral con la retirada de mil soldados de Irak

El primer ministro británico estudia adelantar los comicios a noviembre para rentabilizar su ventaja sobre Cameron

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En realidad, esto supone sólo un recorte de quinientos efectivos, pues ya estaba previsto que una cantidad similar regresara a Gran Bretaña cuando culminara el repliegue en curso y los soldados dejaran el centro de Basora para quedar destacadas junto al aeropuerto de la ciudad. El traspaso del control de la provincia de Basora también había sido ya programado por el Gobierno de Blair.

Aunque el paso no representa ningún punto y aparte en la estrategia, Brown lo presentan como el corte que necesita para distanciarse de los daños electorales del problema de Irak.

El primer ministro podría anunciar el próximo martes la convocatoria electoral para el 1 de noviembre. Para el lunes anterior está prevista su comparecencia ante el Parlamento para explicar el futuro de las tropas británicas en el país pérsico.

Ese marco ya le permitía comunicar un repliegue de tropas, justo antes de una campaña en la que quedaría mal realizar tal anuncio. Pero Brown no se ha conformado con el eco mediático que tendría esa comparecencia y ayer viajó a Irak para robar la atención al congreso tory.

La cumbre conservadora constituye la última gran oportunidad de David Cameron para revitalizar su perfil -varias encuestas les dan entre diez y once puntos por debajo de los laboristas- si es que las elecciones son en noviembre.

Congreso conservador

Brown torpedeó también ayer el impacto que había tenido el anuncio del día anterior por parte del responsable tory de Economía y Hacienda, George Osborne, de un recorte de impuestos: reducción del de sucesiones y eliminación de tasas en la compra de primera vivienda.

Con ello, los conservadores vuelven a su receta clásica de prometer bajar la presión fiscal. Tras dos años evitando el compromiso, Cameron ha tenido que recurrir a esa tabla de salvación para ofrecer por fin un mensaje de peso y además garantiza la unidad interna, algo dañada por el nerviosismo de algunos dirigentes ante los modos del líder.

La promesa de impuestos más bajos era algo que reclamaba con insistencia el ala más tradicional, pero a lo que se negaba el equipo de Cameron por no adquirir compromisos que tal vez no se puedan cumplir y, sobre todo, evitar la imagen de que los tories sólo saben centrarse en la economía y no en asuntos ecológicos o sociales.

Durante dos años, Cameron se ha dedicado a los intangibles de la política, procurando transmitir la idea de viaje al centro, sumándose paulatinamente al ecologismo y distanciándose de la herencia de Thatcher.