
Inglaterra recuerda a su princesa diez años después de su muerte
El 31 de agosto de 1997 la princesa de Gales fallecía en un accidente de coche en París cuando era perseguida por numerosos 'paparazzis'
MADRID Actualizado: GuardarSin la emoción desbordada de hace una década, el Reino Unido ha conmemorado hoy los diez años de la muerte de Diana de Gales con un servicio religioso de la realeza y numerosos homenajes populares en recuerdo de la "princesa del pueblo". Sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Enrique, han encabezado un servicio de acción de gracias en Londres en memoria de su madre.
Al acto, celebrado en la Capilla de la Guardia, próxima a la residencia real del Palacio de Buckingham, acudieron una treintena de miembros de la Familia Real, entre ellos el príncipe Carlos, padre de ambos jóvenes y heredero al trono, y la reina Isabel II.
Durante la ceremonia, amenizada con melodías de compositores como Mozart -muy del gusto de la difunta- y televisada en directo, Guillermo, de 25 años, y Enrique, de 22, hicieron sendas lecturas, ambos con semblante serio y de riguroso traje oscuro. "Ella fue la mejor madre del mundo", dijo Enrique con voz trémula, un gesto emotivo aplaudido por cientos de personas congregadas a las puertas de la capilla, a quienes no se permitió presenciar el acto pese a ser un tributo a la "princesa del pueblo".
Ausencia de la enemiga de Diana
La gran ausente del servicio fue Camilla Parker Bowles, segunda esposa del príncipe Carlos, quien justificó su decisión de no acudir al alegar que su presencia distraería la atención del verdadero objetivo del evento, "recordar la vida y trabajo de Diana ". Camilla, duquesa de Cornualles, había sido invitada por los hijos de Diana , pero el pasado domingo hizo un sorprendente anuncio para aclarar que finalmente no acompañaría a la Familia Real.
La duquesa, a quien Diana se refería como "el Rotweiler" y acusó de hundir su matrimonio por su relación extraconyugal con Carlos, cambió de parecer presionada, al parecer, por Isabel II debido a la polémica que su presencia podía suscitar en la opinión pública.
Entre los más de 500 invitados que abarrotaron la capilla sí se encontraban el primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, y sus antecesores, su correligionario Tony Blair -quien bautizó a Diana "la princesa del pueblo"- y el conservador John Major. También estuvieron presentes la familia de Diana encabezada por su hermano, el conde Charles Spencer, así como varios amigos de Lady Di, entre ellos los cantantes Elton John y Cliff Richards, y representantes de organizaciones benéficas que apoyó la princesa.
Otros actos populares
Al margen del acto oficial, cientos de admiradores y turistas depositaron ante el Palacio de Kensington, antigua residencia de Lady Di en Londres, flores, fotos y poemas en recuerdo de la princesa, aunque en muchísimo menor número que hace una década. En una nota que pendía de un ramo de rosas blancas podía leerse "Diana, Reina de Corazones, te echamos de menos", una frase que resume el sentir generalizado de quienes peregrinaron al palacio.
Allí se ofició, además, una misa al aire libre en honor de la difunta y promovida por el denominado "Círculo de Diana ", un grupo de forofos empeñado en mantener viva la memoria de la princesa. También conmemoró la efemérides el millonario egipcio Mohamed Al Fayed, dueño de los grandes almacenes londinenses Harrods, donde se guardaron dos minutos de silencio en memoria de Diana y su hijo, Dodi, novio de Lady Di y fallecido junto a ella en el accidente.
Versiones sobre su muerte
La "princesa del pueblo" aún seguirá dando que hablar porque una investigación judicial abierta en el Reino Unido empezará este octubre con el fin de aclarar las circunstancias del siniestro. El año pasado, una indagación policial dirigida por John Stevens, ex jefe de Scotland Yard, concluyó que el suceso fue "un trágico accidente" y no fruto de una conspiración, como sostiene Al Fayed.
Sin embargo, el detective francés Jean Claude Mules, uno de los agentes que investigaron la muerte de la princesa, atribuye al conductor del automóvil Fiat Uno blanco, que chocó contra el coche en el que viajaba la princesa, la responsabilidad del trágico accidente. Así lo recoge hoy en portada el periódico británico Daily Express, que recupera con estas nuevas declaraciones la teoría de que hubo una conspiración para asesinar a Diana y a su novio. Sin embargo, aún no se ha logrado encontrar ni el Fiat Uno blanco, ni a su conductor.
Cuento de hadas con trágico final
Adorada por las masas, perseguida por los medios y odiada por los monárquicos más puristas. La vida de Diana Spencer, más conocida como Diana de Gales, fue un cuento de princesas con carroza, bruja malvada y madrastra, pero sin perdices al final. Diez años han pasado desde el accidente que truncó sus deseos de poder tener una verdadera historia de amor junto a Dodi Al Fayed. Pero su recuerdo y su trayectoria, que parece más sacada de la ficción que de la vida real, permanece en el corazón de sus admiradores.
La reina de Inglaterra nunca vio con buenos ojos a la chica que su hijo Carlos eligió. En cambio, el príncipe observó en Diana las cualidades de una esposa abnegada y cándida. Más de 700 millones de personas asistieron a lo que creían la culminación de una fábula de hadas el 29 de julio de 1981. Diana bajaba de un carruaje digno de La Cenicienta, encorsetada en un traje con más de 10.000 perlas engarzadas y una cola de 25 metros de largo hacia la catedral de San Pablo. Le esperaba un futuro marido que la menospreciaría constantemente.
Su inocencia se fue desgarrando y su candor se apagaba como el de una rosa encerrada en el lúgubre calabozo que era el palacio de Westminster. El nacimiento de los dos vástagos -Guillermo y Enrique- no consiguió crear el ambiente de familia feliz que ella esperaba y mantener la pose ante la prensa se hizo cada vez más difícil. Era en 1996 cuando este matrimonio lleno de ilusión y amor unilateral acabó con el divorcio.
Iluminada por los flashes gran parte de su vida, acabó del mismo modo la noche del 30 al 31 de agosto en el Puente del Alma, en París. Atrapada entre los amasijos de su coche junto a su última pareja, de la que se rumoreó que esperaba un hijo, no pudo deshacerse de los 'paparazzi' ni en sus últimos minutos de vida. Se disparó entonces la 'Dianamanía'. Fue tanta la presión popular que la casa real británica tuvo que hacer un entierro de estado.