El G-8 logra descongelar el cambio climático y las relaciones Bush-Putin
El G-8 se compromete a invertir al menos 60.000 millones de dólares en la lucha contra las enfermedades en África
HEILIGENDAMM Actualizado: GuardarLa presidencia alemana del G-8 ha hecho hoy un balance positivo de la cumbre de Heiligendamm, que logró progresar en el debate sobre el clima, renovó su compromiso con África y contó con un inesperado buen clima entre los presidentes de EEUU, George Bush, y Rusia, Vladimir Putin. Sólo faltó un consenso sobre el futuro de Kosovo.
"Digo que ha sido una cumbre exitosa porque se han tomado decisiones de alcance", comentó Merkel al resumir ante la prensa los dos días de intensos debates.
La canciller ha subrayado que el acuerdo sobre el clima constituye un "claro mandato de negociación" para las conversaciones que se celebrarán en Bali en diciembre y recalcó la importancia de haber conseguido que éstas se hagan dentro de los mecanismos de la ONU. Con ello aludió al plan inicial de Estados Unidos de entablar un diálogo sólo entre los principales países emisores.
Sarkozy resalta el compromiso de EEUU
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, resaltó la importancia de haber conseguido que Washington se comprometa a la perspectiva de reducir en un 50 por ciento las emisiones contaminantes. Señaló además que Bush prometió convencer a China e India a sumarse al compromiso.
Merkel reconoció que en la reunión del G-8 con los cinco países emergentes China, Brasil, India, México y Sudáfrica quedó patente que todavía hay "diferencias de opinión". El presidente chino, Hu Jintao, insistió que son los países ricos los que deben asumir la principal responsabilidad, pues son los que mayor provecho han sacado de la industrialización. "Ningún país debe eludir su responsabilidad histórica", dijo.
Falta de concrecciones en cambio climático y sobre África
Fuera de la cumbre, el acuerdo sobre el clima fue acogido con menos entusiasmo, sobre todo porque no recogió el "compromiso" a una reducción de las emisiones sino únicamente la "voluntad". Mayores fueron las críticas a la declaración sobre África, en la que los ocho prometen "esforzarse" a contribuir con 60.000 millones de dólares a la lucha contra el sida, la malaria y otras enfermedades infecciosas, sin especificar en qué tiempo.
Merkel defendió la decisión de "renovar" únicamente el compromiso de ayuda al desarrollo contraído en la cumbre de Gleneagles hace dos años y afirmó que "no se pueden fijar cada año nuevos objetivos". De lo que se trataba en Heiligendamm, dijo, es de analizar las vías de llevar a la práctica esos compromisos.
El objetivo prioritario de la presidencia alemana era dejar claro que la ayuda debe ir vinculada a una serie de condiciones para evitar que los fondos sean dilapidados, como la creación de instituciones que funcionen y una política de buen gobierno.
Cooperación con las cinco potencias emergentes
La presidencia del G-8 había invitado a esta última jornada a los líderes de los cinco países fundadores de la Nueva Alianza para el Desarrollo Africano (NEPAD), comprometidos a fomentar la democracia, el buen gobierno y el desarrollo económico de sus miembros, los alumnos ejemplares de la "nueva" ayuda al desarrollo occidental.
En la última jornada de la cumbre se lanzó además formalmente el "Proceso de Heiligendamm", el diálogo institucionalizado con los cinco emergentes, una cooperación que, según Merkel , no constituye el comienzo de la ampliación del G-8.
Propuesta sorpresa de Putin y discrepancias con Kosovo
El gran golpe de efecto lo dio, sin embargo, el presidente ruso, Vladimir Putin, quien, lejos de presentarse en tono beligerante frente a Bush por el problema del escudo antimisiles, le presentó una propuesta que dejó boquiabiertos a todos: usar una base de radares en Azerbaiyán como parte de ese sistema.
Fue también Putin quien tuvo las palabras de mayor alabanza para la anfitriona, de la que dijo había resuelto "magníficamente" una tarea difícil, como única mujer en un colectivo de hombres. El único gran tema de la agenda en el que se mantuvo el desacuerdo fue en el debate sobre el futuro del Kosovo.
Sarkozy no logró hacer prosperar su propuesta de otorgar a serbios y albano-kosovares un plazo de seis meses para lograr una solución antes de llevar el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que reconozca la independencia tutelada de la provincia serbia.
El presidente francés pretendía con ello tender un puente a Rusia que se opone a que cualquier organismo decida sobre el futuro de la provincia y ha amenazado con un veto en el Consejo de Seguridad. Merkel no especificó cuáles fueron los motivos por los que no fue aceptada la propuesta de Sarkozy, pero opinó que la solución puede esperar "días o semanas", pero no puede demorarse más.